El callejón del gato

El odio

No hay objeto al que se le pueda sacar más provecho que a un buen libro

Si algo tengo que agradecer es que me inculcaran el placer de la lectura. No hay objeto al que se le pueda sacar más provecho que a un buen libro. A veces se nos presentan circunstancias adversas que nos impiden hacer vida normal pero es raro que no se puedan superar con un buen libro en las manos. Por una intervención que me han hecho en un ojo - nada grave dicho sea de paso - me ha recomendado el médico que permanezca mirando hacia abajo, pero nada impide que entre el suelo y mi cabeza se interponga un libro abierto. Soy más propenso a la relectura de mis autores preferidos que a dejarme llevar por la última novedad publicitada, a no ser que una persona de confianza me la recomiende. Tengo dos adicciones a las que recurro cuando no hay nada interesante. Son obras, que por más veces que las lea, siempre descubro algo nuevo. El Quijote, al que vuelvo al capítulo en que lo dejé, que puede ser que hayan pasado meses, y a cualquiera de las obras de Valle-Inclán, a cuyos esperpénticos personajes del pasado enseguida les pongo caras del presente. Por la obra de Valle-Inclán no pasan los años, ¡qué tío! En esta ocasión le ha tocado a Don Ramón y como la cosa va para largo primero le he dado un repaso a "La Corte de los Milagros" y a "Luces Bohemia", después he cogido algunos libros al azar, Chejov, Zweig, pero el principal hallazgo, esta vez, me lo he encontrado en "Los invitados de la Princesa", una novela de Fernando Sabater por la que recibió el premio Primavera de 2012. Cuando un personaje se enredó en un panegírico patriótico sobre su tierra, al protagonista, Xavi Mendía, se le hizo insoportable porque: "como cualquier vasco ilustrado, tenía una saludable prevención contra las manifestaciones nacionalistas que en su tierra solían ser la expresión del odio que curas con trabuco y cantautores aldeanos sentían contra el Estado democrático". Y fue precisamente el día de la pantomima de ETA anunciando su disolución cuando Sabater hacía referencia a la verdadera razón de ser de la banda criminal: EL ODIO. Odio contra el Estado democrático y no ese conflicto imaginario que se han inventado los asesinos. Odio inculcado por curas con trabuco era lo que inducía al etarra a poner una bomba o a disparar un tiro en la nuca. Y no me vengan con el cuento de la disolución, que si su único objetivo era matar, desde que abandonaron las armas la ETA no existe. Sucumbieron en el año 2011 siendo Zapatero presidente del Gobierno.

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