El callejón del gato

Las palabras de solana

Difícilmente podrá competir con sus adversarios políticos cuando se celebren elecciones

Cuando aparecen síntomas de que algo va mal, lo primero que hay que hacer es no pasar página y reconocerlo, lo segundo efectuar un diagnóstico para averiguar de qué se trata, y lo tercero poner el remedio para curar las heridas. Que el PSOE está en horas bajas parece evidente. En las últimas encuestas que se están realizando aparece el partido socialista en tercera posición y difícilmente podrá levantar cabeza si no reconoce su declive y no busca el remedio para salir de la crisis que padece. La guerra interna que dio lugar a que Pedro Sánchez se viera obligado a dimitir y que se agudizó, en lugar de aplacarse, después de las primarias donde de nuevo fue elegido Secretario General, no digo yo que sea la única razón, pero algo tendrá que ver con la pérdida de confianza que está sufriendo un partido que ha gobernado en España durante más de 20 años. Difícilmente podrá competir con sus adversarios políticos cuando se celebren elecciones, si todas sus energías las gasta en una lucha fratricida para controlar el aparato. En un intento de acercar posiciones y acabar con la guerra interna que tanto daño le está haciendo al partido, Pedro Sánchez dio un primer paso y el pasado fin de semana se celebró en una nave industrial de Madrid la Escuela de Buen Gobierno del PSOE. La intención del secretario general fue buena pero el intento fallido si con ello pretendía visualizar la unidad del partido. A la cita acudieron el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, el exsecretario general Joaquín Almunia, el exministro Javier Solana y los presidentes Guillermo Gutiérrez Vara (Extremadura), Emiliano García-Page (Castilla la Mancha), Javier Lambán (Aragón) y Francian Ambergol (Baleares). Pero hay quienes no dan su brazo a torcer y las heridas siguen abiertas. Excusaron su asistencia el expresidente Felipe González, el exsecretario general Alfredo Pérez Rubalcaba y los presidentes Susana Díaz, (Andalucía), Javier Fernández (Asturias) y Ximo Puig (Comunidad Valenciana). Cito los nombres porque son actitudes personales que nada tienen que ver con una militancia y unos simpatizantes que sufren las consecuencias de unos dirigentes con el punto de mira puesto en su ego o en sus propios intereses. Las palabras de Javier Solana podrían ser el punto de partida para recomponer al PSOE - "No estoy contento con mi partido" "Tenemos que estar unidos y pensar en la sociedad"-, pero no parece que algunos estén por la labor.

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