Avance

José Manuel Bretones

El periodismo de sucesos

En la información de sucesos de hoy prima el caso resuelto. Se habla del ladrón detenido más que de la víctima asaltada; los crímenes que ya tienen el carpetazo de la sentencia firmada y sellada superan en espacio al homicidio recién cometido. Hemos pasado de un periodismo de sucesos en presente y casi en futuro -porque a veces el periodista iba por delante de la investigación policial- a un periodismo de sucesos en pretérito, casi en histórico. Como recurso del fin de semana.

Los gabinetes de prensa de las instituciones cumplen, lógicamente, su papel. Pero la evolución que han experimentado los organismos públicos en buscar a asesores de comunicación expertos para dosificar, escribir y presentar de forma profesional una información de sucesos rutinaria o de hechos consumados no se ha producido en el otro lado, en el del periodismo de diario. Hoy, el redactor de sucesos es, también, muchas otras cosas más. Seguro que las cumple con rigor y relevancia, pero pierde un tiempo precioso para mezclarse con policías, ladrones o guardias civiles para profundizar en la crónica negra. Hay excepciones, como han demostrado los redactores de Almería Actualidad en temas como el abandono de bebés o las tramas de prostitución, pero la tónica general es que el lector, el oyente y el telespectador reciben una información de sucesos "light". Les sirven una manchada, cuando en numerosas ocasiones hay café solo recién hecho de sobra.

Esta reflexión viene a cuento, como habrán supuesto, tras la triste muerte de Antonio Jiménez. Su forma valiente y animosa de encarar el periodismo de sucesos está hoy desapareciendo.

Cuando, en 1987, me nombraron director de "La Crónica" recuperamos el cabecero de la sección que englobaba las noticias de crímenes, atracos o violaciones. Como "El País" había sustituido el tradicional "sucesos" por el insípido nombre de "sociedad" muchos periódicos copiaron borreguilmente la decisión de Polanco y fueron quitando el nombre y el contenido a las que, junto a las de deportes, eran las páginas más leídas. Las editoras solían pecar de mojigatas y limaban aquello que creían "no progresista".

En Almería es verdad que a finales de los ochenta y principios de los noventa, José Ángel Pérez, Antonio Jiménez, Enrique Abad, José Andrés y Antonio Marfil hacían un excelente periodismo de sucesos; y, además, lo firmaban con nombre y apellidos sin miedo al peligro que suponía escribir sobre mafiosos, bandas armadas o criminales.

Lo tenían claro: Para el verdadero periodista de sucesos el pseudónimo era cosa de cobardes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios