AUNQUE la frase suena a tópica, la política hace extraños compañeros de cama. Digo esto al visualizar la amalgama de tendencias y personalidades que se han unido en la Plataforma por la Unidad del PSOE, que tuvo el martes su bautismo en la biblioteca municipal y su puesta de largo en la elección de delegados al congreso provincial de julio, el viernes por la noche. Once años después José Antonio Amate, actual portavoz socialista en el Ayuntamiento y Francisco Contreras, exdiputado, arriman el hombro en la misma dirección, tras una década de alejamiento provocado por una batalla cruenta, con vencedores y vencidos, como fue en su momento la lucha fratricida entre guerristas, en el poder, y renovadores, ávidos de alcanzarlo.

Sorprende, cuando menos, que enemigos irreconciliables (Nono&Contreras) sean capaces de aparcar diferencias, -que las hay-, para asaltar el poder establecido dentro del socialismo almeriense y "aliviar la asfixia" y "control absoluto" (sic) que ejerce la actual dirección. La memoria se pierde con facilidad. La tendencia a alejar del cerebro todo aquello que no es grato o necesario para alcanzar objetivos es el camino más fácil para un asalto que tiene, escuchando a los protagonistas, más de testimonial que de posibilidades reales de cambiar las cosas.

Contreras fue uno de los líderes de la renovación en Almería. Junto con Juan Callejón, Blas Díaz Bonillo y Francisco Espinosa encabezaron la avanzadilla de la batalla más cruenta que ha vivido el PSOE en este país -en Almería también- y que acabó hace algo más de once años con el ascenso al poder de Martín Soler y el paso al ostracismo (presidencia de la autoridad portuaria) de Amate. No creo que haya olvidado el portavoz socialista del Ayuntamiento los tiempos en los que le nombraban los delegados desde Sevilla y no se lo consultaban o las visitas de los consejeros a Almería y la ausencia de invitación a asistir a los actos que programaban, aún siendo secretario general.

Pienso que Francisco Contreras mantiene grabados en su memoria las circunstancias que llevaron los guerristas (Amate y Tomás Azorín, líderes entonces del PSOE almeriense) a sacarlo de las listas al Congreso y a 'condenarlo' a volver a dar clase al instituto del que es profesor.

Pues todo esto ahora no cuenta. Pelillos a la mar y a caminar en la misma senda, aunque ahora el objetivo sea el derribo de Martín Soler y los que lo apoyan. Nuevos tiempos, mismas rencillas, enconados ánimos y lucha, a sangre y fuego, con tal de recuperar poder, regresar a la primera línea y tratar (eso dicen) de cambiar el modo de hacer las cosas.