Esplendor en la hierba

Juanjo García

La renovación de Emery o la ceremonia del desatino

DESDE que la cumbre de Aguilas sirviera para demorar una vez más la decisión de Emery, asistimos impasibles a una auténtica ceremonia de la especulación que no ha hecho más que desvirtuar la auténtica realidad. Nadie sabe, pero todos afirman.

La situación se ha gestionado de forma nefasta, porque algo consustancial al mundo del fútbol, que un entrenador renueve o no, se ha magnificado como una cuestión de estado.

Se reprocha al entrenador que haya marcado los plazos para desvelar su futuro y no los haya cumplido. Y se critica al presidente por haber demorado la fecha que él mismo fijó. Y me pregunto, ¿qué hay de malo en rectificar?. ¿Qué se pierde por estirar la situación si ésta pudiera ser más provechosa para el club?.

La Unión Deportiva, que es lo más importante, para nada se va a resentir. Ni siquiera desde un enfoque técnico, que para eso está la figura del director deportivo.Tal vez no guste en ámbitos que ya hubieran situado a Emery en otro club, a los que sigan pensando que todo es una maniobra encubierta de dilación para desviar la atención, o aquellos otros que ya dieran por cerrada la contratación de otro entrenador.

Es preferible en estos casos pecar de ingenuo antes que lanzarse a una piscina sin agua. Con más motivo aún si consideramos que Unai Emery y Alfonso García merecen todo el crédito. Por eso, admitiendo cualquier desenlace, ya que nada hay cerrado, he de creer en la voluntad sincera de ambos para llegar a un acuerdo. De hecho, porque es lógico desde el punto de vista de ambas partes, que, como es obvio, jugarán sus bazas para obtener el mayor rédito de la negociación.

Unai, porque, admitiendo que pueda disponer de ofertas, no todos los clubes son aptos para "crecer deportivamente" sin un riesgo cierto para dilapidar su prestigio. Una precipitada decisión, él como profesional lo sabe mejor que nadie, le podría despeñar al abismo del ostracismo. Sucedió con Benito Floro y con Ferrando, entre otros muchos ya olvidados. La juventud juega a su favor, por lo que no tiene necesidad de apresurarse con el primer tren que pase. Un club histórico en el que podría encajar por su filosofía y en el que gozaría de un amplio margen de mejora es el Zaragoza, pero, ¿dónde acabará la liga?. Otro, en el que fácilmente mejoraría es el Valencia, pero ha sido una máquina de engullir técnicos. Precisaría una garantía de continuidad.

Pero la renovación también sería lo mejor para el presidente. Aunque incremente su caché y ceda a las peticiones deportivas para disponerle un equipo competitivo. Eso sí, necesita ganar tiempo para buscar solventes apoyos económicos externos. Pero, quién mejor que el técnico de Hondarribia para mantener el listón y amortizarle de forma exponencial, con traspasos como el de Melo, las inversiones realizadas.

Todavía habrá incrédulos que no crean en este matrimonio de conveniencia, pero lo que no alcanzo a comprender es que se lleve al terreno de la afirmación algo sobre lo que, al margen de la nota oficial, ni Alfonso García ni Unai Emery han dicho ni pío.

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