República de las Letras

El reportaje de Évole

El reportaje sobre esa granja porcina ha sido terrible: no se puede jugar con las cosas de comer

Ddesde luego, no comprendo cómo se atreven a jugar con las cosas de comer. Lo del reportaje de Jordi Évole en la Sexta sobre esa granja porcina ha sido terrible. A la ministra no se le ocurre otra cosa mejor que decir que las imágenes son mentira. Mujer, una cosa es defender los puestos de trabajo, que sí, que bien, y otra ponerse por sistema al servicio de las grandes empresas negando la evidencia. Y digo que, la verdad, no sé cómo se atreven a estas cosas después de lo del aceite de Redondela en el 72 y lo de las vacas locas en el 96. La avidez empresarial por ganar dinero a costa de lo que sea desemboca con frecuencia en ilegalidades que, en el ámbito alimentario, llevan fácilmente a la alarma social. Cuando se visita una granja, una cuadra, un establo o una explotación animal del tipo que sea, una de las cuestiones que enseguida llaman la atención es el estado higiénico de la instalación, las condiciones de salubridad en que se desenvuelven los animales, la limpieza o falta de ella en las enseres. No es muy agradable pensar que esas vacas que chapotean en sus propios excrementos son las que producen la leche que nos tomamos por las mañanas, o que esos cerdos que se revuelcan en la mierda son los que luego nos comeremos de cabo a rabo. En el caso del reportaje de Évole es de suponer que se dispararan todas las alarmas y que el gobierno pusiese en marcha los protocolos pertinentes. Pronto sabremos, supongo, las medidas adoptadas, las prevenciones que se han tomado y… ¿O no? Debemos imaginar que todas las instalaciones ganaderas están siendo supervisadas por equipos veterinarios oficiales con el respaldo del gobierno central y el autonómico, y que todos los productos que consumimos tienen certificación de salubridad en su origen, manejo, despiece, conservación y transporte, envasado y distribución, etc., independientemente de su calidad o su precio. ¿O no es así? La ministra, lejos de anunciar medidas correctoras en relación con el reportaje de Évole, lejos de ordenar inspecciones a diestro y siniestro en prevención de que la crisis -el afán de ahorrar en gastos para obtener los mismos o mayores beneficios- lleve a ganaderos sin escrúpulos a tener a los animales en las condiciones que se vieron en televisión, va y carga contra el periodista dudando de su profesionalidad a despecho de la elocuencia de las imágenes. Pues que esa carne se la coma ella.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios