República de las Letras

A tres semanas del 1-O

Nadie explica el independentismo catalán: la economía. Ojalá la política no fuese más que una lucha de intereses

Llegado septiembre, si a estas horas no ha sido convocado el referéndum catalán, mala señal. Ha sido curiosa la cantidad de improperios, insultos, amenazas y despropósitos -por no decir cosas peores- que se han oído y leído durante todo este verano alrededor del referéndum y la corriente independentista catalana. Los partidarios del llamado procés y su hipotético acto cumbre el próximo 1 de octubre han sido acusados poco menos que de casi todo de una forma visceral. Nadie, sin embargo, ha dado una razón convincente, una sola, o un argumento bien fundado, correctamente expuesto y justamente defendido sobre lo positivo o lo negativo de la independencia de Cataluña. Los españoles somos así. Antes que pensar por nosotros mismos preferimos seguir la opinión del líder y la consigna del partido, repetidas ambas cientos de veces por las televisiones afines. Es lo que Machado decía de las voces y los ecos. La inmensa mayoría somos simples ecos.

El colmo ha sido la incomprensible mezcla de todo esto con los atentados terroristas del pasado agosto. Que la derecha haga esas cosas para su propio beneficio no es raro. Recordemos cómo Rajoy, para hacer oposición a Zapatero en su primera legislatura, utilizó el terrorismo y la lucha antiterrorista, a pesar de los acuerdos suscritos por los dos partidos del turno en este terreno. En eso la derecha ha procedido siempre como con los símbolos políticos, que se los apropian y luego se quejan de que la izquierda no los sienta tan suyos como ellos. Todo depende de sus intereses en cada momento. Y sus intereses se resumen en uno: mantenerse en el poder para no caer ante los jueces a causa de su corrupción sistémica. A nadie se le oculta que el gobierno no es tan ingenuo como lo ha parecido llevando al Rey a la manifestación antiyihadista. ¿Estaría interesado en "calentar" a los independentistas, por encima de cualquier otra consideración, para "calentar" a la opinión pública enconándola contra ellos? A la recíproca, los independentistas han cometido el error infantil de convertir aquella manifestación en un hervidero de esteladas en torno a Rajoy y al Rey. No resistieron la tentación. Mientras tanto, nadie explica la verdadera causa del movimiento independentista: la economía. Ya lo dijo, mucho antes que Bill Clinton -"Es la economía, estúpido"-, Carlos Marx: la política no es más que una lucha de intereses. Ojalá fuese sólo eso.

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