TODOS los grandes emperadores deportivos han tenido una bestia negra: Rafa Nadal a Roger Federer, Alex Crivillé a Mike Doohan, Tony Rominger a Miguel Induráin... Para muchos, el voleibol no es un deporte de primera y pasan olímpicamente; para otros, el Son Amar tiene los mismos títulos que Unicaja porque cuentan los que consiguieron antes de su desaparición y su posterior renacimiento. Bajo mi modesta opinión, Unicaja Almería es el mejor equipo español de todos los tiempos y uno de los referentes del voleibol mundial. Sus ocho títulos, seis de ellos consecutivos, provocaron que los almerienses adelantaran en palmarés al Real Madrid, que tuvo en sus tiempos sección de voleibol. Rebatiendo a mi compañero Tito Sánchez, que seguro que está ahora en un duro mano a mano con el dios Baco mientras yo le escribo estas líneas, le diré que Palma no tiene los ocho títulos que él les adjudica. Bajo la denominación de Portol, Son Amar o Drac, como los empresarios baleares prefieran, consiguieron cinco Superligas (desde 1984 hacia adelante) antes de desaparecer, y tres tras su refundación. Muerto el perro, se acabó la rabia. Esto es, si desapareces, dejas de ser el club anterior. El que surge lo hace subsanado de deudas y con un palmarés inmaculado. A base de fichajes millonarios y, por supuesto, demostrando en todas las canchas del territorio nacional que hoy por hoy nadie les puede plantar cara, el actual Drac Palma, el que el domingo asaltó el Palacio, ha conseguido sus únicas tres Superligas de manera consecutiva. Mi enhorabuena a toda su plantilla porque vencieron en buena lid. Con este artículo no he querido restar un ápice de mérito a los baleares, no me malinterpreten. He buscado defender lo que es nuestro. En Almería muchas veces somos más papistas que el Papa, y no valoramos lo que tenemos. Con Felipe II, el sol no se ponía en España. Con Unicaja, Almería tendrá el privilegio de contar con el mejor equipo del voleibol nacional.