A los entrenadores, como norma general, no les gusta hacer distinciones entre titulares y suplentes. Lo correcto es hablar de un grupo o de una plantilla compensada en la que nadie es imprescindible y en la que cualquiera puede jugar sin que el equipo se resienta.

Todo esto es muy bonito en la teoría pero, en la práctica, la mayoría de los equipos tienen jugadores indiscutibles sin recambios de garantías en el banquillo. El Almería, este año, ha sido un claro ejemplo. Si faltaba Felipe Melo, el centro del campo estaba muy huérfano; si no estaba Negredo, el equipo no tenía mordiente arriba; si no jugaba Corona, el equipo deambulaba sobre el terreno de juego... El Almería ha tenido jugadores imprescindibles cuyas ausencias se han notado sensiblemente y, por este motivo, toca reforzarse.

Va a ser un verano extrañamente largo. Desde el 18 de mayo, que concluyó la liga, hasta el 10 de julio que empieza la pretemporada y el 30 de agosto que lo hace la liga, va a haber mucho tiempo para los rumores, dimes y diretes, que son la salsa del deporte rey en la época estival.

El Almería, tal y como sucedió tras la marcha de Paco Flores, necesita dar mayor competitividad a su plantilla. Hace dos campañas el plantel evolucionó y, de la mano de Olabe y Emery, formó un grupo muy compensado. Ahora le toca a Benito y Arconada hacer lo mismo.

No serán tantas las bajas de los importantes y sí las de los menos habituales (Paunovic, Uche, Cobeño, Rekarte...). El objetivo es evidente: intentar acercarse a ese sueño de cualquier técnico, que no es otro que tener, de verdad, dos jugadores buenos por puesto.