Al punto

Juan Ojeda

El suspiro sostenible

LOS casi cuatro millones de españoles parados registrados en el Inem, que de los otros hay más, habrán dado un suspiro de alivio después de leer, profunda y reposadamente, la Ley de Economía Sostenible, cosa que, a buen seguro, todos ellos habrán hecho, porque una de las ventajas de estar parado es que tienes tiempo para todo. Hasta para eso. Y seguramente, no habrán compartido esa especie de rechifla que se produjo el pasado miércoles en el Congreso, cuando el presidente Zapatero intentó convencer a los grupos parlamentarios de las bondades de ese plan. No lo consiguió, pero eso es porque a la oposición, sea cual sea su ideología, lo que más le gusta es fastidiar al Gobierno. Pero, bueno, una cosa es la malvada oposición, y otra los prudentes parados, que no están precisamente en el paro por su prudencia, sino por la imprudencia de otros. Pero ésa es otra cuestión.

Pero a donde yo iba es al suspiro de alivio de los cuatro millones de desempleados que, de haberse producido al unísono, hubiera tenido el efecto devastador de un huracán. Porque, eso sí, los parados lo único que pueden derrochar es el aire, y además, con mucha sostenibilidad. Porque, la verdad sea dicha, lo de sostenible es como la aspirina, que te sirve para aliviar cualquier cosa.

Tan para todo sirve lo de sostenible que, en una situación insostenible, como es la del desempleo que estamos padeciendo en España, y todavía más en Andalucía, se le da a una ley el nombre de sostenible. Pero, claro, esos sesenta mil parados más de noviembre son para el ministro de Trabajo una inflexión importante.

Alguien mal pensado, que los hay, podría interpretar que de lo que se trata es de sostener lo insostenible y que, de lo que de verdad se trata, optimismos y explicaciones enrevesadas aparte, es de vender un conejo más, sacado por arte de magia de la chistera de siempre. Pero eso es un numerito de circo y aquí lo que sobra es circo y lo que falta es pan.

Pero lo sostenible nunca sobra y, por lo que se ve, tampoco falta, ya que es cuestión de meterse la mano en el bolsillo y sacar un sostenible. Lo que sea, pero sostenible, y es que, por ejemplo si hablas de medidas urgentes para el empleo, hay que explicarlas, con reforma laboral, o sin ella, interna o medio pensionista, porque todo el mundo tiene su idea. Pero lo de sostenible es algo así como evanescente, inconmensurable o transversal, que sirve para todo. De ahí el suspiro, el suspiro de España, el suspiro sostenible.

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