Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

En taxi a la facultad

En España hay dos tipos de personas: los que mantienen el respeto por el profesor y los que abominan de ellos

Dice Homer Simpson que hay dos tipos de personas, las que saben contar y las que no saben contar. Si subimos un poco el listón, en España hay dos tipos de personas: los que mantienen el antiguo respeto y cierta admiración por el profesor universitario y los que abominan de ellos de forma más o menos expresa. Entre los primeros hay vestigios de quienes gustaban de llamar a cualquier profesor "catedrático", o aquello tan carpetovetónico de "eminencia". Los segundos les atribuyen blindaje laboral, excesiva autonomía y felicidad profesional, falta de exigencia y control o hacer artículos incomprensibles sin utilidad social y sólo personal, salvo, entre otras pocas disciplinas, las ciencias básicas, médicas o ingenieriles, porque -como suele afeársenos- los de ciencias sociales no aportan en su mayor parte nada al desarrollo colectivo. No fue el caso del joven y curioso taxista que, por un imprevisto, me ha llevado hoy a trabajar. "Voy a la facultad de Económicas y Empresariales, por favor"; "¿Es usted profesor de Economía?"; "Eh…, sí"; "Y perdone que le pregunte, ¿cómo va la economía española?". Por qué diantres no diría que era empleado de mantenimiento; aunque no me hubiera creído al ver mi facha y mis manos, se lo hubiera tenido que tragar.

Cuando estaba apenas comenzando a relatarle un cuadro macroeconómico exprés y de andar por taxi, el chico, muy bien hablado aunque con algún pecadillo conceptual y un comprensible aroma a gazpacho mental, me interrumpió y me evitó el esfuerzo: "Si el PIB crece por encima del 2% se crea empleo, y España crece al tres o más. Aunque el empleo es precario y mal pagado y empleamos sobre todo camareros, nuestro principal bastión económico es el turismo -"No es así, es importante pero…", le corregí apenas, él ya había metido la directa-; es muy fácil ganar en producción con bajos salarios -"En productividad", precisé-, eso, en productividad. Hay mucho falso autónomo, economía sumergida y fraude fiscal. Las grandes empresas españolas exportan más, Zara y todo eso, pero el consumo no va a tirar de la producción con sueldos tan bajos…". "Lo has clavado, eres un máquina", concluí en tono de broma y algo paternal, sacándome seis euros del bolsillo. Le dije que escribiría sobre nuestra conversación en un artículo para un periódico. "¡Ah!, ¿por qué no dice que hay taxistas medio cultos y que son amables, profesor?". "Lo haré, buenas tardes y buen servicio". En cualquier profesión hay de todo. La mayoría, gente cualificada y decente. Cansinos sambenitos y fobias aparte.

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