PENAL Y GOL, ES GOL

Jorge Colipe / Deportes@elalmeria.es

A los tibios los vomita Dios

Cristiano Ronaldo se parece a Johnny Bravo, ese fortachón mezcla de James Dean y Elvis con el cerebro sin usarlo

LO tengo. Sabía que Cristiano Ronaldo me hacía acordar a alguien y desde hace meses ese pensamiento me daba vueltas por la cabeza. Y sí, señor, el sábado por la tarde-noche, y después de una sucesión de episodios reprobables, di con el parecido. El tipo se parece a Johnny Bravo; ese fortachón mezcla de James Dean y Elvis Presley, con el cerebro nuevito de no usarlo, que se emite por el Cartoon Network. Un recital de comportamientos no good ante nuestro humilde Almería, partenaire de las pataletas del luso, que deja a un Madrid, necesitado de su talento, sin su presencia para un encuentro comprometido, el próximo fin de semana en Mestalla. No me gustan los jugadores que "sobran" a los adversarios ni los que tiran tacones a 50 metros del área rival. Me molestan los que en vez de jugar se miran en el espejo y los que no sacan pecho en el Camp Nou, pero pegan de atrás a los más débiles y en casa. ¿Necesita Ronaldo de todo ese circo? Seguramente no porque no le tiene que demostrar nada a nadie. Su aporte podría ser inconmensurable si sólo se dedicara a jugar para el equipo, y dejara sus extravagancias a un lado. El madridismo y sus compañeros, que durante dos largos meses lo han estado esperando no se merecen esto, máxime, cuando lo esperable es que en esta segunda etapa de Florentino al frente del club, se erradicaran "ciertos" comportamientos que tanto daño hicieron en un pasado reciente. Pero en el Bernabéu hubo de todo y para todos los gustos, y si el Almería ya está sentenciado frente al Madrid, díganlo, ahorrémonos un viaje y denle los tres puntos a los blancos porque así no se puede. El conjunto de Pellegrini tiene armas para ganar y no hace falta regalarles nada; por eso me rebela que todos los años pase lo mismo. Tampoco me gusta que Hugo Sánchez haga tanta reverencia al club de sus amores porque no está bien decirle a tu actual mujer, lo maravillosa que era tu ex esposa. No tenemos complejos ni les debemos nada y el que no esté a gusto, ya sabe; porque a los tibios los vomita Dios.

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