Carta del Director/Luz de cobre

Los trasvases y el no de pedro sánchez

El secretario general de los socialistas españoles ha echado leña al fuego del agua que nunca se apaga

Hay ocasiones que es preferible estar callado que hablar de aquello que se desconoce. El noble ejercicio de la política, el arte de hacer posible lo imposible, es también ir más allá de donde vamos el común de los mortales y tener la capacidad de delimitar los efectos colaterales que el ejercicio de la palabra provoca. Digo esto por las declaraciones en Albacete del líder de los socialistas españoles, Pedro Sánchez, en las que fijaba la posición de su partido en torno a los trasvases de agua. Y no es que hiciera como Zapatero cuando llegó al gobierno: derogar los proyectados y no construidos, sino que el señor Sánchez, sin encomendarse ni a dios ni al diablo, alude de forma directa a la supresión de los actuales.

Y claro, para los habitantes del Levante español, entre ellos los de Almería, su lenguaraz comentario, ha abierto la caja de los truenos. Todos, sin excepción, incluso dirigentes de su partido en Valencia, Murcia y Andalucía, han salido en tromba, lamentando y criticando unas palabras inconsistentes, carentes de sentido en la actualidad y cargadas de munición para los enemigos, sin duda, pero también para los amigos.

Con excesiva frecuencia los políticos dicen allá donde van lo que los ciudadanos quieren oír. Y en Castilla-La Mancha el trasvase del Tajo al Segura lo tienen clavado en el alma, no ya por todo lo que acarrea el uso del agua y su cesión, sino por mil campañas y declaraciones, casi siempre falseadas, sobre el uso que se le da al líquido elemento, allí donde lo necesitan y donde realmente se le saca el máximo rendimiento a una gota de agua.

La solidaridad con el agua no es algo que vaya unida de forma inherente al ser humano. El instinto de supervivencia, más natural, se impone en la mayoría de las ocasiones a la coherencia, la sensatez y sentido común. Y en estas el secretario general de los socialistas, quien sabe si asfixiado por las encuestas o víctima del desconocimiento, ha ido a echar leña a un fuego que nunca acaba de apagarse.

A Pedro Sánchez lo van a estar esperando en la trinchera en Valencia, Murcia y Andalucía cuando decida venir por aquí. Nos va a tener que explicar cómo se logra aplacar la sed de nuestros campos y el abastecimiento de nuestras ciudades con desaladoras con precios prohibitivos y, lo más trascendente, qué se debe hacer con el agua excedente de nuestras cuencas, caso del Ebro, con crecidas como la que se ha vivido hace tan sólo un par de semanas.

Tan fuera de lugar fueron sus palabras que ya ha tenido que desdecirse en algún artículo de opinión. Insuficiente para los agricultores que son capaces de hacer crecer el PIB español y abastecer de hortalizas a Europa, con un agua que es de todos y sólo se usa aquella que sobra de los campos castellano manchegos. Pedro, te has metido en la boca del lobo.

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