Carta del Director/Luz de cobre

La unidad avala el éxito

Cuando las partes olviden el cortoplacismo y cambien el yo por el nosotros, se avanzará en la senda de la coherencia

Las sensibilidades en el Partido Socialista ha existido, con seguridad, desde que lo fundara Pablo Iglesias. Digo sensibilidades por no usar la palabra bando o facción, que es posible que hiera alguna sensibilidad. No es el objetivo de este artículo. En la historia reciente de esta fuerza política en la provincia, hablemos de los últimos treinta años, se han producido multitud de "rupturascontroladas", en las que un sector ha prevalecido sobre el el otro o los otros. Cuando los que estaban en el poder sufrían el desgaste habitual del ejercicio gobierno o de los resultados electorales iban siendo sucesivamente laminados o sustituidos por la oposición interna. Siempre dejando atrás un poso de división, negada con rotundidad por unos y otros, pero ahí estaba, aunque se convivía con ella. Con la llegada de las primarias, un ejercicio de verdad democrático para un partido político, -acostumbrados como estaban al ordeno y mando revestido de aperturismo-, se han puesto de manifiesto las enormes heridas que el tener que elegir entre compañeros provoca en el seno de unas siglas históricas. El triunfo, inapelable, del actual secretario general, José Luis Sánchez Teruel, ha devuelto cierta normalidad al PSOE en la provincia, aunque aquellos que optaron por otra candidatura va a ser difícil que se sumen al proyecto. Mucho y bien debe trabajar el también parlamentario andaluz para aunar voluntades y luchar por lo verdaderamente importante en estos casos, que es alcanzar el gobierno.

Pero si las primarias provinciales se han saldado con cierta normalidad, no ha sucedido lo mismo en la agrupación provincial de Almería. El triunfo, ajustado, de Fernando Martínez abre una época compleja, pues lo que se juega en Almería no es la agrupación local, sino la pervivencia del sanchismo en Andalucía o su ausencia en cualquiera de las agrupaciones de la comunidad autónoma.

Si no hay nadie que lo remedie, con la división existente y con la que se avecina en las listas electorales, en especial la de la capital, el PSOE de Almería irá a las municipales de 2019 lastrado por una división interna injustificable, con lo que esto supone en trabajo por unas ideas, en movilización y en votos.

Todavía hoy están a tiempo de reconducir una situación que se me antoja de difícil solución. Aunque a poco que las partes dejen de buscar el cortoplacismo y sustituyan el yo por el nosotros, se pueden dar pasos en la senda de la coherencia, la lógica y, ¿quien sabe?, hasta de unos buenos resultados electorales. La división sólo conduce a darle al oponente papeletas para mantener su estatus, mientras que los actores que conforman unas siglas históricas se debaten en como repartirse la nada de la que ahora disponen y la nada de la que dispondrán en unos meses con el escrutinio de los votos encima de la mesa.

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