¡Viva España!

Tampoco resulta indiferente la silenciosa espera del País Vasco tras el intento frustrado años atrás del Plan Ibarretxe

Lo que está sucediendo en Cataluña podría definirse de muchas formas, cada uno de los lectores de este Diario de Almería lo harán según su saber y entender, y todas ellas en su conjunto pondrán de manifiesto que la autodeterminación está derivando a una situación grave que a muchas personas, atendiendo a cómo iban sucediéndose en la citada región las circunstancias gubernamentales e incluso desde fuera aireadas con apoyos explícitos, no nos ha extrañado al límite de vulneración constitucional al que se ha llegado, volviendo a ser tan peligrosa esta ignominiosa realidad como lo fue en 1934.Tampoco resulta indiferente la postura silenciosa de espera del País Vasco tras el intento frustrado años atrás en el Congreso de los Diputados del Plan Ibarretxe.

Las simultáneas actuaciones del Tribunal Constitucional, el Ministerio Fiscal, el Tribunal Superior de Justicia en Cataluña, las actuaciones de la Guardia Civil y CNP, y espero que los Mozos de Escuadra, ni la dialéctica gubernamental de aplicar con ponderación política el artículo 155 de la Constitución española para frenar el beligerante referéndum de independencia, será suficiente para aclarar en un futuro mediato la compleja situación en la que se encuentra la cervantina España respecto al contexto jurídico de esta Comunidad Autónoma y otras cuyas aspiraciones plurinacionales de ruptura ilegal e ilícita quiebran la organización territorial del Estado.Se están promoviendo en este tiempo de castañas campañas para alentar la unidad e integridad de España con la colocación de banderas españolas en balcones, para mostrar a la ciudadanía, que una gran parte de españoles no estamos por romper nada sino por unir y fortalecer, apiñándonos junto a nuestros símbolos como son nuestra bandera y parar desde la sociedad civil este órdago secesionista, continuando sine die con la indisoluble unidad de la nación española desde la plena convivencia y solidaridad entre todas las regiones que integran este quijotesco o pancista país.

No perdemos la esperanza de seguir hablando de España, de sentirla y gritar España, no abandonándola ni despreciándola por respeto, no solo a nosotros mismos, sino a cuántos nos precedieron en esta fe multisecular y perdieron la vida por defender la soberanía e integridad evitando que no desapareciese, porque somos muchos quienes a cada paso sentimos a España como proyecto común de convivencia.

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