Irak, la difícil responsabilidad de ser aliados

Los riesgos de estar en Iraq son evidentes, pero sería una temeridad no colaborar en el esfuerzo internacional para derrotar al Daesh

La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, pedirá hoy al Congreso su autorización para ampliar el destacamento militar español destinado en Iraq para luchar contra el Estado Islámico. En total, 125 militares y 25 guardias civiles se unirán a los 300 efectivos ya presentes en el país árabe si el Parlamento da luz verde a la propuesta que fue aprobada por el Consejo de Ministros el pasado 9 de diciembre. La propuesta del Ejecutivo no debe tomarse a la ligera. Tener militares españoles en Iraq -aunque sólo sea en misión de adiestramiento- comporta unos riesgos importantes. No sólo porque se arriesga la vida de un grupo de ciudadanos españoles, sino también porque coloca a España en el punto de mira de un grupo terrorista especialmente despiadado, como es el Daesh. El triste y trágico recuerdo de los atentados del 11-M siempre estará presente en la mente de todos los ciudadanos. Sin embargo, no nos cabe la menor duda de que España tiene la obligación de estar presente en Iraq, siempre dentro de sus posibilidades operativas y presupuestarias y sin asumir protagonismos extravagantes. España es y debe seguir siendo un país firmemente comprometido con sus aliados en la defensa de un mundo libre y seguro, valores gravemente amenazados actualmente en ese territorio que forman Siria e Iraq, conocido ya por algunos analistas como Siraq. No podemos pretender tener un cierto peso en los organismos internacionales si después, cuando hay que asumir riesgos, miramos para otro lado y dejamos que otros asuman el peso de nuestra defensa. Los enemigos de las libertades y la seguridad de los ciudadanos españoles, hoy por hoy, se encuentran en muchos sitios, pero de manera destacada en el Sahel, en Libia y en Siraq. Es decir, en todos aquellos lugares donde el Estado Islámico ha adquirido un evidente peso. La reconquista reciente de Palmira por parte del Daesh, la fuerte resistencia mostrada en Mosul por los yihadistas o el asesinato ayer del embajador ruso en Turquía demuestran hasta qué punto el Próximo Oriente sigue siendo un peligrosísimo foco de inestabilidad global. Aunque a muchos les cuesta comprenderlo y prefieren repetir discursos adánicos y seudopacifistas, los españoles nos jugamos mucho en aquella zona. Por eso es importante que nuestras Fuerzas Armadas colaboren en el esfuerzo de la llamada Coalición Global para contener al Daesh. Lo contrario sería una irresponsabilidad y una temeridad.

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