Presupuestos 2018, escasos para Almería

Los presupuestos del Estado son exiguos. Recibimos del Gobierno el mayor rejón de castigo de la reciente historia democrática

La provincia conocía ayer el dinero del que va a disponer en los Presupuestos Generales del Estado para el año que viene, si finalmente el Gobierno logra los apoyos suficientes para sacarlos adelante, que hoy no los tiene. La cifra, 87 millones de euros, parecida a la del año pasado, es de las más pírricas del siglo XXI. Es mala, muy mala, para los intereses y las aspiraciones de una tierra que aún está necesitada de grandes proyectos para alcanzar la madurez y plenitud que la catapulten a liderar el PIB andaluz y las exportaciones de la región. Para la negritud que se otea en el horizonte, reconocida por todos los sectores sociales, no hay mucho consuelo posible, pues ni una sola de las grandes obras pendientes en esta provincia va a comenzar. Con estas cifras pocas son las inversiones del Gobierno que se salvan en esta tierra. Si hay un aspecto positivo y es que el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, no ha mentido. Ya dijo que no habría dinero en 2017 y 2018 y así es. Sin embargo, si aparecen partidas planificadas hasta el 2023, fecha en la que se supone el AVE debe llegar a Almería. Además, se contempla una inversión de 23 millones para eliminar el paso a nivel de El Puche. Lo cierto es que a pocas cosas se puede optar, a pesar de que esta provincia, como el resto del país -el Gobierno lo difunde un día sí y otro también- navega por la senda de un crecimiento estable entre el 2,5 y el 3 por ciento. No se respeta ninguna inversión. El AVE con Murcia, como decimos, tendrá que esperar a 2019 para disponer de fondos y obras. Aquí nadie debe llevarse a engaño. Imaginar que este tren llegará a Almería antes de 2023 es un ejercicio de credibilidad en el ministro de Fomento y poco más. El agua sigue siendo un importante caballo de batalla, enfrascados como estamos en una alarmante sequía. Tampoco se consolidan las infraestructuras en marcha, pues la desaladora del Bajo Almanzora, anegada por las riadas de hace cinco años, contará con cinco millones que no servirán para ponerla en funcionamiento tampoco este año. De 4,5 dispondrá la de Carboneras, a pleno rendimiento y la que mantiene los cultivos del Levante y Níjar sin problemas de agua, pese al alto precio que los agricultores deben pagar por ella. Por lo demás pequeñas partidas para la estación de ferrocarril de la capital y su rehabilitación o para mejoras en el puerto y algunas rotondas. Ya no les importa de que parezca, sólo parezca, que las iniciativas están marcha. Almería sigue sufriendo el mayor rejón de castigo de la reciente historia democrática en inversiones.

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