Urgencias, un problema que nos compete a todos

Además de las mejoras que se deban acometer, hay que inculcar a los ciudadanos el buen uso de las Urgencias hospitalarias

La masificación de las Urgencias hospitalarias es un tema recurrente en los medios de comunicación, especialmente en los periodos vacacionales -cuando la reducción de las plantillas deja a los centros sanitarios con escaso personal- o en los picos de enfermedades estacionales como la gripe, cuando sube alarmantemente el número de enfermos, tanto reales como imaginarios. Sin embargo, en los últimos días se han registrado dos casos en la comunidad andaluza que, por su gravedad y fatal desenlace, han vuelto a poner en la picota mediática este servicio fundamental para el buen funcionamiento de una sanidad pública que se precie. Nos referimos a los dos fallecimientos sucedidos en los servicios de Urgencias de Úbeda y Antequera por fallos en el funcionamiento de los mismos, los cuales podrían haber sido ser evitados. El fallo humano es un factor que siempre hay que tener en cuenta en cualquier campo, no sólo en el sanitario, y es muy difícil, por no decir imposible, conseguir el funcionamiento de cualquier protocolo de actuación sin que se produzcan fisuras por las que se cuele el error. Pero es obligación de las administraciones aprovechar estos fallos para ir depurando y mejorando los sistemas de actuación y reducir al máximo situaciones como las vividas en Úbeda y Antequera. Por eso saludamos con satisfacción el anuncio realizado ayer por el Gobierno andaluz de que se van revisar los protocolos de las Urgencias hospitalarias. También la voluntad expresada por el portavoz del Ejecutivo autonómico, Juan Carlos Blanco, de asumir todas las responsabilidades que se deban asumir. No es una cuestión meramente económica. Andalucía, con un 6,6% de su PIB, está por encima de la media nacional en inversión sanitaria. Más bien se trata de mejorar la organización y asignación del personal, de buscar escalones intermedios y el uso de las nuevas tecnologías para dejar las Urgencias hospitalarias sólo para casos muy graves, medidas que descargarían este servicio y permitirían a los profesionales sanitarios centrarse en los que más lo necesiten. Asimismo, hay que intentar inculcar en los ciudadanos el buen uso del servicio de Urgencias, ya que el abuso de las mismas suelen provocar en muchas ocasiones situaciones de saturación que podrían haber sido fácilmente evitables. La mejora de las Urgencias es un problema que nos compete a todos, no sólo a los profesionales del sector.

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