Vladimir Putin, el vencedor de 2016

La conquista de Alepo, la salvación de Al Asad, el 'Brexit' y la victoria de Donald Trump jalonan su corona de laureles

Ahora, en este mes de diciembre, se cumplen 25 años de la disolución de la Unión Soviética, uno de los grandes cataclismos de la historia según fue definida por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, que no es un nostálgico del comunismo, pero sí del esplendor territorial de aquella potencia heredera del imperio de los zares. Del mismo modo que nunca sabremos quiénes perdieron la guerra inacabada de Iraq, aunque conocemos a uno de sus vencedores -Irán-, la guerra civil de Siria tiene en Putin a uno de sus ganadores; es probable que el otro sea el presidente Bashar al Asad. La conquista de Alepo, la segunda ciudad en importancia de Siria, consolida al régimen y a su aliado ruso. En teoría, Rusia está en Siria para combatir a los terroristas del Estado Islámico, pero lo cierto es que ha luchado contra todos los rebeldes que se oponen al régimen. La guerra de Siria es una guerra de delegaciones, donde los combatientes luchan en función de los intereses particulares de potencias extranjeras, y de momento parece que Rusia e Irán van a salir mejor paradas que Turquía y Estados Unidos. Putin ha soñado durante estos años con un mundo multipolar, donde Estados Unidos dejase de comportarse como la única potencia y permitiese a Rusia volver a controlar su antigua zona de influencia. Es lo que consiguió en Crimea, en el oriente de Ucrania y ahora en Siria. La victoria de Donald Trump en Estados Unidos es también una victoria de Putin, ambos son algo más que conocidos y el próximo secretario de Estado es casi un amigo de Rusia. La CIA ha dado por comprobado, aunque no ha aportado pruebas aún, de que servicios secretos rusos, conectados directamente con su presidente, han intervenido en la campaña electoral para perjudicar a la candidata demócrata. Una tras otra, incluido el Brexit, 2016 ha estado jalonado de victorias para el presidente ruso, que ahora espera conseguir otros laureles en Europa. Marine Le Pen es la candidata rusófila en Francia, como lo son otros dirigentes de la nueva derecha europea, caso del húngaro Orban. En Alemania también se han encendido las luces rojas de alarma cuando se ha comprobado que detrás de informaciones falsas sobre supuestos actos violentos de inmigrantes están los hackers rusos. Angela Merkel, que también concurre en 2017 a unas elecciones, es una de las principales contrincantes de Putin y la defensora de la unidad de una Ucrania cercana a la OTAN. No es tiempo de obsesionarse con oscuras conspiraciones; es más, es el momento de defender con mayor interés la verdad y la transparencia, pero nadie puede ser ajeno a esta renovada vocación expansionista de Rusia.

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