La decisión debe ser la mejor para el enjuiciamiento

La activación de la euroorden tiene varios inconvenientes, la visita de Puigdemont a Copenhague es fugaz y puede ser una trampa

Carles Puigdemont tiene planteado viajar esta mañana a Copenhague, y la Fiscalía se ha apresurado a reclamar al Tribunal Supremo que reactive la euroorden para su detención. Prudencia. La decisión corresponde al juez instructor, Pablo Llarena, con independencia de lo que opinen el Ministerio Público y el ministro del Interior, quien también se ha sumado a la petición. La solicitud de detención acarrea varios inconvenientes. En primer lugar, la estancia del ex presidente de la Generalitat en la capital danesa será de sólo unas horas, con lo cual es posible que no dé tiempo a reactivar la euroorden. Y, segundo, lo que el juez debe sopesar es qué es lo más conveniente para el enjuiciamiento. Con anterior acierto, Llarena desactivó la euroorden solicitada a Bélgica ante el temor de que la Justicia de este país condicionase los delitos por los que iba a ser juzgado, que son los de rebelión, sedición y malversación de fondos. Esto crearía un diferente trato difícil de asumir entre quienes optaron por responder ante la Justicia, caso de los ex consejeros y el ex vicepresidente, y los huidos a Bruselas, que saldrían beneficiados de su fuga. Lo que el Supremo sopesa es si no sería más conveniente reactivar la euroorden cuando el proceso esté mas avanzado, y la delimitación de cada delito más fundamentada por la investigación. Tampoco será muy tarde. Es posible que el juez haya armado el caso en abril, para que en octubre o noviembre se celebre el juicio. Incluso hay la posibilidad de juzgar a Puigdemont en rebeldía: una vez condenado, ningún país europeo podría denegar su entrega. Y, desde un punto de vista político, tampoco hay que perder la calma. El viaje de Puigdemont no es más que otra de sus maniobras para tensar el proceso judicial en el día que, además, el presidente del Parlament, Roger Torrent, anunciará si lo propone como candidato. Puigdemont ha conseguido aprisionar a su partido y a ERC en una estrategia personal, él es el verdadero problema de los separatistas en estos momentos. Aunque sea propuesto y votado, nunca será presidente de la Generalitat, no podrá tomar posesión mientras esté en Bruselas o en prisión. Los independentistas cuentan con un plan B: investir a otra persona en el momento en que el nombramiento de Puigdemont sea impugnado. El huido de Bruselas lo sabe, y este viaje a Dinamarca, si es que se produce, obedece a ello, a un intento de inducir al error al juez del Supremo o al Ministerio del Interior para que sea afeada la actitud de España ante sus socios europeos, entre los cuales Puigdemont ya no es nadie.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios