Tribuna

José María Martínez de haro

Escritor y Periodista

Populismos contra Europa

Populismos contra Europa Populismos contra Europa

Populismos contra Europa

Sería imposible sintetizar en este espacio el peligro y la naturaleza expansiva de los populismos que acechan Europa en estas circunstancias de extraordinaria fragilidad política. Se observa como avanzan bajo etiquetas reconocibles hacia la extrema derecha o la extrema izquierda, mezcla de nacionalismo y anti capitalismo oportunista. En esta novedosa experiencia europea ( la UE), los populismos están haciendo flaquear los conocidos equilibrios que se dieron forma tras la segunda guerra mundial. Fracasadas trágicamente las formas totalitarias que irrumpieron tras la Gran Depresión; Comunismo y Fascismo, el populismo actual se nutre de nostalgias sobre un mundo que urge moldear según la nueva" religión del pueblo". Puede que estemos asistiendo a un mundo nuevo, pero debiera hacerse efectiva la vacuna contra aquel horror que asoló y devastó el mundo en el siglo XX con centenares de millones de muertos. La utopía languidece ante la realidad y la ilustración. Pero crece ante el fanatismo y la desculturización de masas "empoderadas" en las redes sociales . El fenómeno es capaz de englobar movimientos dispares en su raíces y en su geografía; la crisis económica como "leit motiv, acapara la protesta razonable de amplias capas sociales de países industrializados. El Islam en su fundamentalismo más violento que se enfrenta a sociedades occidentales descristianizadas, relativistas y nihilistas entregadas a un consumismo galopante que no satisface la ansiedad colectiva. El rechazo a las élites para dar vida "al pueblo de verdad" del que se proclaman apóstoles exclusivos. Por ello identifican a Europa, cuna de una civilización humanista y de raíz cristiana como objetivo a batir. Sus aliados son cualquiera que trate de derrumbar este bastión de cultura y tradiciones. Faro que iluminó la Democracia y el Derecho hace más de veinte siglos, madre de pensadores, filósofos y científicos que han alumbrado el avance de la ciencias, la industria y las tecnologías. Y sobre todo, madre de las libertades públicas y privadas. Este compendio único en el mundo es enemigo declarado de los populismos. Porque los conoció y aquí construyeron su monstruoso edificio de tiranías y de odios infrahumanos. Aquí, en este mismo espacio que ahora trata de convivir en paz habiendo creído enterrar los restos del monstruo.

No parece haberlo logrado. Los movimientos anti europeos se aprovechan para sus fines justamente de las libertades de Europa, de sus permisivos sistemas democráticos, de su indolencia moral, de la laxitud de sus habitantes incapaces de admitir nada fuera del confort mental del nihilismo. Los inmigrantes son bandera aprovechada al límite por estos movimientos disgregadores. Y sin cuestionar desde aquí la humanización de estos desajustes migratorios muchos de ellos por las guerras de exterminio en Oriente próximo, otros muchos por la necesidad de migración hacia países desarrollados, y otros muchos en desbandada y rapiña en los espacios de libre circulación, habrá que anotar el desequilibrio que supone la pacifica invasión de un continente por etnias, culturas y religiones que en muchos casos son difíciles de integrar.

Todo esto es nuevo, tremendamente perturbador y no existe aún una capacidad política, legislativa, emocional, económica o social que responda ante tales retos. Los populismos encuentran abonado su camino triunfal hacia el poder porque da respuestas sencillas y utópicas que deslumbran a millones de ciudadanos y alivia sus temores ante lo incierto. Antes fue así, ahora también. Lo que señala una nueva crisis que afecta a Occidente. Hay expertos que apuntan que esto no es una purga temporal, que esto es el comienzo de la desaparición del sistema que alumbraron para equilibrar el mundo tras la guerra mundial. Un sistema que ha consolidado el estado del bienestar y que ha avanzado, con fracasos y éxitos, la justicia social. Y sobre todo, ha establecido las libertades como forma de vida y entendimiento. Desde la Revolución Industrial estas sociedades se han instalado, superando las guerras, en prosperidades sucesivas, apenas alteradas por las legitimas protestas que mejoraron las condiciones de la clase trabajadora y que finalmente abrieron nuevos periodos de crecimiento económico y calidad de vida. Lo que hoy se afronta es una mutación histórica mucho más violenta alentada en las redes sociales que señalan una senda claramente rompedora. Los populismos en Italia Grecia, Austria, Hungría, España, Polonia, Reino Unido, etc. conocen todo esto. El sentimiento de identidad renace ante el miedo al colectivismo y la globalización y surgen de nuevo los viejos nacionalismos que dan paso a otros inéditos que en algunos casos marcan un carácter abiertamente revolucionario. Elementos disgregadores porque se trata de liquidar el status de Estado/Nación una regresión hacia lo regional, lo local, "lo propio" que no se ha de compartir con "los otros" por aquello de la desigualdad de la riqueza y la superioridad indentitaria. Supremacismo puro.

Si, ya conocimos todo esto en Europa. Y sus soluciones redentoras; Comunismo y Fascismo proclamaban el fin de las desigualdades, el reparto de las riquezas, el fin de la injusticia, un mundo feliz. Los monstruos que predicaban estas nuevas religiones están señalados como los mayores asesinos de la Historia; Josehp Stalin, Adolf Hitler, Mao Tsé Tung, Pol Pot, Benito Musolini,.. etc. Ahora quieren revivirlos. En la Universidad de Granada, una plataforma estudiantil organizaba un homenaje a Stalin. Sus pancartas proclamaban vítores al stalinismo y se anunciaba una "defensa de Stalin" y su ideario. Ahora, en el siglo XXI, surgen admiradores del genocidio mas aberrante de la historia. Y en sentido opuesto, en Alemania, revive la figura del demente asesino que marcó de sangre Europa, Adolf Hitler. Un movimiento político trata de revivir aquel Reich de los mil años con su infinita crueldad. Aquí en España, de momento nadie trata de revivir la figura de Franco ni su dictadura. La de Stalin y su dictadura tiene cientos de miles de admiradores. En estos países los populismos tienen presencia parlamentaria y según analistas han venido para quedarse.

Las conclusiones son varias y extensas. Todos tratan de batir la democracia que conocemos. Todos quieren liquidar el modelo de Europa. La alianza de Europa y Democracia son el único bastión que frena de momento estos movimientos populistas, el dique, la esperanza, la última muralla.

¿ Cuanto resistirá?

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