Tribuna

trino tortosa

Galerista

El error de los políticos

Cuando en los políticos prima el interés partidista frente a la defensa del interés general de los ciudadanos, hemos de pensar que les hacen un flaco favor a su pueblo

El error de los políticos El error de los políticos

El error de los políticos

La política se dignifica cuando en la práctica diaria se transforman los postulados teóricos en hechos o disposiciones que permitan afrontar la realidad haciendo frente a problemas concretos que tengan incidencia en los ciudadanos, en un ejercicio honesto de adecuar los principios políticos a las situaciones puntuales que nos afectan.

Tristemente, en estos días, tenemos un clarísimo ejemplo de la falta de conexión existente entre los políticos y el ciudadano; así, vemos que, basándose en un postulado que en principio puede parecer noble y con repercusión electoral indudable, como es el tema de la reinserción del delincuente, desde el PNV, inicialmente seguido con entusiasmo por los partidos de izquierdas, se ha iniciado una campaña con la pretensión de derogar la prisión permanente revisable, a partir de los 25 años de cumplimiento, para ocho delitos concretos. Esta modificación legislativa ha chocado frontalmente con dos hechos que han incidido ampliamente en el sentir ciudadano: el hallazgo de los cadáveres de Diana Quer y el del pequeño Gabriel Cruz, que han sacudido la conciencia de la población.

Estos criminales sucesos, necesariamente, han puesto de manifiesto el encontronazo que existe entre un principio de carácter eminentemente político con la realidad cotidiana.

Ante esta acción ciudadana, plasmada en más de 2.500.000 firmas recogidas en una semana promovida, en nuestro país por parte de los padres de menores asesinados, los partidos de izquierdas, viendo peligrar su propuesta electoralista, han lanzado la campaña siguiente: "No se debe legislar en caliente ni dejarse arrastrar por las emociones"; cuando lo más lógico y dentro del sentido común sería, como ha hecho Ciudadanos, que ha rectificado su inicial abstención en la controversia sobre la prisión permanente revisable, esperar a que el Tribunal Constitucional emita la sentencia o dictamen que, al día de hoy se encuentra pendiente y que daría fin a la impugnación presentada por el PSOE a raíz de la publicación de la norma que estableció en España dicha prisión, vigente en la mayoría de los países democráticos de la Unión Europea.

Por si no les parece claro el ejemplo precedente, que explica la disociación existente entre los políticos y los intereses reales de los ciudadanos, les propongo una reflexión sobre la verdadera erupción del soberanismo, en Cataluña, a partir del 2012. Desde el inicio de la Transición, la antigua Convergencia y Unión, sin dejar los enunciados nacionalistas, defendidos en su día por Tarradellas, colaboró con los partidos nacionales en los sucesivos gobiernos de UCD, PSOE yPP, aduciendo el interés por la gobernabilidad y estabilidad del país, en las ocasiones en que estos partidos necesitaron los votos en el Congreso al no obtener, por sí mismos, la mayoría absoluta. Eso sí, procurando sacar el máximo beneficio, en principio para Cataluña, pero también para el propio bolsillo de los dirigentes catalanistas.

Como han demostrado los documentos rescatados por la Policía Nacional cuando iban a ser incinerados por los Mossos de Escuadra, hoy a disposición de los jueces, en el año 2011 se celebró una reunión a la que asistiendo la cúpula de los convergentes, tuvieron presencia y actuación, Pujol padre y tres de sus hijos. En esa reunión y ante la perspectiva judicial que se habría ante las principales figuras del catalanismo, recordemos que no sólo estaban pendientes los juicios sobre Pujol y su familia, sino también los coletazos judiciales de Banca Catalana, el Palau de la Música y aquellos otros que necesariamente deberían seguir a la acusación del 3%, motivaron que la postura histórica de Convergencia virase hacia el catalanismo más feroz, con meta al independentismo absoluto de Cataluña con respecto a España y, sobre todo, a la creación de Tribunales de Justicia catalanes que previsiblemente, serían más indulgentes con los políticos catalanes a que pudieran ser juzgados y también con una posible intervención del futuro gobierno catalán que, conseguida la independencia, fuese capaz de indultar a los que fueren condenados.

Los ejemplos precedentes, no siendo los únicos, son enormemente ilustrativos del divorcio que, en muchas ocasiones, se produce entre el interés general ciudadano y los intereses espurios de nuestros políticos que no dudan en supeditar el interés general al interés, en tantos casos, particular. Eso sí, indefectiblemente el político crea, como justificación a sus actitudes, la base de un sofismo que teniendo un indiscutible fondo y base verdadera, le permite sacar conclusiones no solo erróneas sino contrarias al interés general.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios