Tribuna

Miguel Iborra

Escritor

Desde un privilegiado mirador, en Rágol

En estos momentos diviso unas cabras montesas que seguro venían a beber agua, pero permanecen estáticas al avistar nuestra presencia

Desde un privilegiado mirador, en Rágol Desde un privilegiado mirador, en Rágol

Desde un privilegiado mirador, en Rágol

Y sin ir más lejos, la vega, las Viñas y todo un entorno agrícola cuajado de parrales en Rágol que ahora nos parece tan remoto, ni siquiera era un sueño. De hecho, cuando las uvas llamadas de embarque, de Almería y últimamente de Ohanes, que no olvidemos surgieron en el pueblo de Rágol, condensan ya una memoria casi dos siglos que va más allá de lo puramente temporal o numérico, además de ser, en aquellos años de esplendor, la tercera gran riqueza provincial de Almería. Hoy aprovechando la invitación de un amigo, mientras él faena las variadas cosechas de hortalizas, verduras y otros y esperando la opípara comida que nos vamos a meter pal cuerpo, me deleito con ese vergel que me da pie a esta crónica. Y así del más remoto al más actual será recordado nuestro dinamismo y vida agrícola por excelencia y el único medio de vivir, en aquellos tiempos, y como memoria venerada me voy a referir. Hasta para el hermoso campo de Rágol y otros limítrofes ha cambiado la vida, pero no el sentimiento ni el afecto amoroso hacia las tierras que le dieron cumplida subsistencia económica. Sentado ante el postigo del recuerdo miro hacia un lado y a otro y lo que veo es un interrumpido y obligado abandono, fruto de la elevada edad avanzada de sus habitantes. En estos momentos divisos unas cabras montesas que seguro venían a beber agua, pero permanecen estáticas al avistar nuestra presencia. Por vegas cercanas al pueblo y otras más lejanas, con abundancia de agua, verdean bastantes trozos con cultivos de verduras y hortalizas, naranjos y limoneros, para el consumo de la casa. Otros ya, donde siempre estuvieron los olivos, siguen dando algunas arrobas menos de aceite y cuesta lo suyo y un poco más recoger las aceitunas. Algunos cortijos de recreo para fines de semana de ragoleños, residentes en Almería y otros del pueblo, aclaran mi vista ante tantos yerbajos secos y malezas vivas, aunque ahora en está un poco más vistoso, coloreado y remozado por distintas flores, que han rejuvenecido con la lluvia. Lo que nos une aún en este momento en que casi sin darnos cuenta lamentamos que las Instituciones de turno NO optaran por un cultivo alternativo a la uva de mesa en estos humildes campos, como ocurrió en otras provincias que hoy gozan de una agricultura avanzada. Con todo el respeto y cariño como diría un buen amigo "son las cosas de Almería", aunque hoy esto ya no tiene aplicación al uso. Claro donde hoy me sitúo la cosa cambia y me encuentro en un lugar que ha abierto una ruta agrícola de vida futura, donde se cultiva casi de tó, pimientos en distintas variedades, berenjenas, tomates, alcachofas, cardonchas, patatas, ajos, cebollas, habas, calabazas, calabacines, fresas, mandarinas, naranjas, limones, nísperos, albaricoques, guisantes, aceitunas, uvas de mesa, uvas de vino y alguna otra fruta, hortaliza o verdura que queda en el olvido…, ¿Qué sangre o savia llevas en tus venas, para la agricultura? Miguel, hay que buscarse las habichuelas como un alivio a la escasa a pensión, esto me sirve de distracción y a la vez hago ejercicio. Yo prácticamente compro muy poco de comida, casi todo sale de aquí, claro también para los hijos, quieres más gozo que ese. Cuando fallen las fuerzas, ya veremos. ¡Esto es una gozada, aquí se me pasan los días sin darme cuenta y no tengo tiempo de aburrirme!. ¡Cuántos quisieran! Anda, contesto, yo sería el primero tu sabes lo que es un estrés que te va quitando la vida sin enterarte, con sus estúpidos desaciertos, sus ilógicas galanuras y reveses, somos segmento accidental de un gran tropel y aunque existimos, también somos ausencia, pero claro cuando te das cuenta ya es tarde y nunca se sabe que es lo más acertado. Yo sueño estas vegas de Rágol y más allá de este afán, pongo amor y una profunda gratitud para todos aquellos agricultores que tanto dieron y hoy podemos disfrutar de su tremendo esfuerzo. Gracias amigo por tu compañía e invitación y por tu aporte de sabiduría de la vida. Hoy ha sido para mí un día especial y como siempre he recibido mucho más de lo que he dado. No imagino aquí postrado en una hamaca contemplando el ansiado cielo estrellado de una clara noche, percibiendo sus ruidos y estar despierto al amanecer. Cumplida la faena y la narración puntual, y como mi evocación da la vista a mis pupilas y enseguida vuelve a este cortijo que es una grata morada y la finca un huerto de frescura donde se descubre el sosiego, la paz, el silencio, el agua que es total, la naturaleza que retoza, aire, montañas, verdor, vida, frutas, el canto de los pájaros y donde llegué a resarcirme del estrés, te anticipo que cuando esté en Rágol, no olvides hacerme disfrutar de otro día como hoy, aquí he encontrado otras de las muchas piezas que me hacen falta para completar un gran puzle que empecé hace casi setenta años y aún me quedan muchas por colocar.

Ya sé, amigo, la clave de descubrir otras formas de vivir la vida, aunque muchos la ignoran, la gran mayoría la acariciarían.

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