la crisis catalana

155 días bajo el 155

  • El espinoso artículo de la Constitución se aplica desde que Rajoy convocara el 27 de octubre las autonómicas del 21-D y sigue sin verse el final del túnel

Cuando Mariano Rajoy anunció el 27 de octubre la destitución de Carles Puigdemont y la convocatoria de elecciones para el 21-D en Cataluña, con la idea de abrir cuanto antes una nueva etapa de tranquilidad y normalidad, seguramente no imaginaba que 155 días después, aún estaría vigente el artículo 155.

El Gobierno siempre ha sostenido que no desea que el 155 esté en vigor en Cataluña ni un día más del estrictamente necesario, pero lo cierto es que ayer se cumplían precisamente 155 días de su aplicación, en medio de un bloqueo institucional que no permite atisbar una salida inmediata en el horizonte y de una escalada de protestas derivada de la detención en Alemania del ex presidente catalán, prófugo en Bruselas desde finales de octubre.

155 días en los que se ha procedido a la destitución de 260 cargos de la Generalitat catalana, al desmantelamiento de la llamada estructura de Estado con la que se estaba preparando la secesión, al cierre de las embajadas en el exterior, excepto Bruselas y Madrid, y a la celebración de los comicios del 21-D, que por primera vez ganó Ciudadanos.

Su candidata, Inés Arrimadas, no obstante, renunció a la investidura por no contar con los apoyos necesarios, y los independentistas -con mayoría absoluta en la Cámara- intentaron primero investir a Puigdemont desde Bruselas, lo que frenó el Tribunal Constitucional, y luego a Jordi Sànchez, en prisión preventiva y a quien el Supremo se negó a excarcelar.

Eso sí, ya ha empezado a correr el reloj para la próxima convocatoria electoral con la fallida investidura de Jordi Turull, que no pudo someterse a una segunda votación porque el Tribunal Supremo ordenó su encarcelamiento.

La vertiente judicial ha estado en un primer plano estos meses, en los que han entrado en prisión el ex vicepresidente Oriol Junqueras, la ex presidenta del Parlament Carme Forcadell y los ex consellers Joaquim Forn, Jordi Turull, Raül Romeva, Josep Rull y Dolors Bassa.

Ya estaban en la cárcel preventivamente desde antes del 155 el ex presidente de ANC Jordi Sánchez y el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart.

Todos ellos están procesados por el delito de rebelión, del que también se acusa a Puigdemont, y a los ex consellers fugados Antoni Comín (en Bruselas) y Clara Ponsatí (en Escocia), así como a la secretaria general de ERC, Marta Rovira, que huyó a Suiza el día que tenía que declarar ante el juez.

La detención en Alemania el pasado 25 de marzo de Carles Puigdemont, cuando volvía en coche de participar en un acto en Finlandia, ha soliviantado a muchos soberanistas hasta el punto de que han vuelto a activarse los llamados comités de defensa de la república y se han visto contenedores ardiendo en las calles, que habían estado mucho más tranquilas los últimos cuatro meses tras la vorágine del otoño.

Tranquilidad que se reflejó en el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), elaborado entre el 1 el 14 de febrero, en el que la situación de Cataluña era citada como uno de las tres principales preocupaciones del país por un 11,3% de los encuestados, cuando en octubre ese porcentaje llegaba al 29%.

Mientras tanto, el Gobierno ha intentado gestionar con la mayor discreción posible, casi de forma técnica, una administración autonómica que, según el Ejecutivo, estaba paralizada. Con ese objetivo, se han celebrado 22 reuniones extraordinarias del Consejo de Ministros, en las que se han aprobado cerca de 190 acuerdos sobre Cataluña, que han permitido desatascar subvenciones que llevaban sin pagarse cuatro años y autorizar ayudas pendientes desde 2015, entre otras actuaciones.

Solidaridad con Boadella. El dramaturgo y autoproclamado presidente de la plataforma satírica Tabarnia, Albert Boadella (3º por la dcha.), encabezó ayer una manifestación contra el nacionalismo en el municipio gerundense de Jafre, donde tiene residencia, que ha sido objeto de pintadas, como Boadella lárgate. Su hija, Mariana Boadella, explicó el cambio que ha experimentado la relación con los vecinos en los últimos años.

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