OBITUARIO

Baltasar Alarcón: el hombre comprometido y cabal. Palomares ha perdido a un referente, pero, sobre todo, a una buena persona

El pasado 6 de abril falleció Baltasar Alarcón Alarcón. Palomares se queda un poco más sola al perder a un hombre leal, trabajador y, sobre todo, buena persona. Baltasar amó su tierra, y lo hizo luchando para mejorarla. Así se ganó el cariño y el respeto de sus vecinos con una vida implicada en todo lo que tuviera que ver con su Palomares natal.

Nació en el seno de una familia humilde, en plena época franquista siendo el menor de tres hermanos y con un padre enfermo. Tuvo que crecer rápido, como solía suceder entonces, y desde bien pequeño empezó a trabajar para pagar los medicamentos de su padre y también sus estudios. Poco después, Baltasar, emprendedor y comprometido, tuvo que emigrar a Suiza como tantos otros jóvenes cuevanos a buscar una subsistencia para él y los suyos que no se daba en su pueblo, pero luego volvió y se unió a su cuñado como socio de su empresa de áridos, constituyendo Valero y Alarcón. Los dos han estado mano a mano, durante 40 años, al frente de la mercantil. Baltasar era uno de sus pilares, siempre con el orgullo de ser parte de un proyecto que no ha dejado de crecer y que, incluso, en los momentos más complicados de la crisis ha seguido adelante.

Sin embargo, su carácter luchador no se dio solo en el ámbito personal y profesional, sino que además lo fue también en el social. Su carácter afable, dialogante y paciente conseguía hacer más fácil cualquier encuentro por complicada que fuera la situación. Siempre dio la cara, siempre estuvo para su pueblo, en las duras y en las maduras. Fue uno de los grandes impulsores, junto a otras personas, de la creación de la Asociación de Vecinos de Palomares, que consiguió a través del esfuerzo y la ilusión mejorar la calidad de vida de su pueblo. Siendo directivo de esta asociación se consiguió la llegada del primer médico a Palomares, así como los permisos para una farmacia y los terrenos, por contribución vecinal, para construir el centro médico. Estuvo implicado además en el tejido agrícola de Palomares, fundando la SAT Palomasol, así como moviéndose siempre en pro del desarrollo urbanístico de la zona y por la limpieza de la radioactividad de la pedanía. Los que lo conocieron de cerca destacan su compromiso. Quizás ese carácter suyo y puede que las circunstancias que le tocaron vivir de niño y joven fueron las que despertaron en él la defensa de los valores socialistas luchando desde su posición de militante del PSOE, al que se afilió en el 88, por la igualdad de oportunidades entre todas las personas independientemente de su estatus social. También con su partido político, Alarcón siempre estuvo ahí. De hecho, el pasado mes de diciembre recibía en la sede socialista cuevana un reconocimiento por sus más de 25 años como militante, en los cuales ha defendido estos ideales a la par que las necesidades de Palomares. Siempre se podía contar con él para cualquier tema que tuviera que ver con nuevas actuaciones en la pedanía cuevana, o con el socialismo municipal, apelando así a su gran generosidad, entrega y lealtad. La misma lealtad que empleaba en ser siempre respetuoso con todos, al margen de ideologías. Ha sido esa persona con la que cualquiera siempre podía hablar encontrándose con esa mesura y sabiduría que siempre mostró este hombre cabal al que se echará de menos. Coherente, trabajador y socialista de corazón y luchador hasta el último día, siempre ha sido un firme defensor de su familia, su empresa y Palomares.

A sus 73 años, y sin dejar de impulsarse con el motor de su vida, su familia, nos ha dejado y con él se ha ido un buen hijo, marido, padre, abuelo, hermano, tío y amigo, en definitiva, un ejemplo.

Descanse en paz

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