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El Nazareno desafía a la lluvia y da la bendición

  • La imagen se quedó a las puertas de la iglesia de San Francisco por las precipitaciones y no sube al Calvario

Un momento de la salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno en Priego de Córdoba.

Un momento de la salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno en Priego de Córdoba. / laura serrano

Estaba claro que el Viernes Santo de 2018 no iba a ser uno más en Priego de Córdoba, ya que la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno celebra este año el 425 aniversario de su fundación. Pero nadie pensaba que se convertiría en una jornada histórica, un Viernes Santo sin precedentes en el que la que la lluvia, como estaba previsto, fue la triste protagonista de la jornada.

Una mañana que comenzaba, como cada año con el compás de San Francisco abarrotado de personas que, paraguas en mano y bajo un constante lluvia que no cesaba, esperaban la salida del Nazareno. Dentro de la iglesia de San Francisco, Jesús, en su trono, esperaba meciéndose a hombros de sus costaleros, la decisión final de la hermandad. Fue el hermano mayor, José Manuel Nieto, quien comunicó que la estación de penitencia no se realizaría, y que los pasos de María Santísima de los Dolores Nazareno y San Juan Evangelista, San Juanico, no procesionarían por las adversas condiciones meteorológicas. Por ello, sería tan solo la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno la que subiría al Calvario, eso siempre que el tiempo lo permitiera. Tras una prórroga de más de 30 minutos, y aunque el tiempo apenas cambió, la imagen del Nazareno realizó su salida, bajos los vivas y los aplausos de hermanos y devotos, y cubierto por una estructura de plástico que impedía que la imagen se mojara por la lluvia.

Hasta ese momento, tanto en el interior del templo, como en el exterior, se vivieron momentos de tensión y de desconcierto, ante la incertidumbre de si finalmente el paso saldría a la calle. Hasta la entrada en la iglesia se desplazaron miembros de la Policía Local y la Guardia Civil, para garantizar la seguridad de los cientos de personas que se agolpaban ante las puertas del templo, que sufrieron algún que otro desperfecto.

Finalmente, el Nazareno iniciaba su camino hacia el Calvario, bajo una incesante lluvia, que hacía que al llegar al inicio de la plaza de la Constitución, el Paseíllo, se decidiera dar la vuelta y retornar a su iglesia. El paso redoblaó este año, cambiaba de ubicación y, en lugar del Palenque se producía en este punto, donde la marea de costaleros deshacía el camino andado esta vez, a un ritmo mayor. Y así, Jesús volvía de nuevo al Compás, donde de nuevo miles de personas lo esperaban y asistían a un hecho, que se puede llegar a calificar de histórico, ya que la imagen impartió la bendición a su pueblo en ese momento, a las puertas de San Francisco y no en el Calvario, como es tradicional. No se recuerda que este hecho se haya producido anteriormente, ya que a lo largo de su historia, la imagen siempre a subido hasta el Calvario, aún lloviendo. Tras la atípica bendición, en la que los prieguenses alzaron sus hornazos, la imagen se resguardaba en la iglesia.

Una crónica, la de la mañana del de Viernes Santo, que sin duda dará que hablar durante mucho tiempo, y que abrirá un debate en torno a la conveniencia o no de sacar a la calle una imagen de la calidad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que hace muy poco tiempo había sido sometida a un proceso de restauración. En la calle, opiniones y comentarios en ambos sentidos, quienes consideran que se debe preservar el patrimonio de la hermandad impidiese la salida en caso de lluvia; y quienes defienden que la subida al Calvario es una tradición que no debe perderse nunca, ni siquiera en días como el de este Viernes Santo pasado por agua.

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