El Ejido

La carabela portuguesa 'visita' la costa ejidense por el temporal

  • Operarios municipales han retirado varias decenas de estas peligrosas 'falsas medusas' en playas de Balerma y Guardias Viejas

Algunos de los ejemplares llegados a la costa ejidense esta semana.

Algunos de los ejemplares llegados a la costa ejidense esta semana. / rr.ss.

Se asemejan a 'cojines' de tonos azulados, tienen una apariencia que puede parecer inofensiva y en la última semana han llegado algunas decenas de ejemplares a playas de El Ejido. Se trata de las carabelas portuguesas (physalia physalis), una especie también conocidascomo 'falsa medusa' y cuyo contacto con la piel resulta peligroso para los humanos, aparte de muy doloroso. Estas particulares 'visitantes' han sido avistadas especialmente en Balerma y Guardias Viejas, en la franja de playa que une a ambos núcleos ejidenses. El motivo, según se indica desde el área municipal de Medio Ambiente, es el temporal vivido los días pasados, pues ésta es una especie que rara vez llega hasta la costa, ya que suele habitar mar adentro en aguas cálidas. Según las mismas fuentes, los ejemplares que se han visto recientemente ya han desaparecido.

En el Ayuntamiento de El Ejido no consta que esta especie haya llegado otras veces hasta la costa del municipio, aunque sí hay noticias de haber sido avistada en otros puntos tanto de la costa almeriense como andaluza, si bien no es habitual encontrarlas en la playa. Desde el consistorio se confirma que la alerta de su presencia le llegó esta semana a través de una asociación ecologista, y han sido varios los vecinos que han colgado en redes sociales imágenes de su presencia en las reseñadas zonas de playa. No obstante, se indica también que los fenomenos costeros de los dos últimos días han ayudado a su eliminación, así como las tareas de limpieza que se están acometiendo en las playas urbanas tras el paso del reciente temporal. El mensaje es tranquilizador desde el área de Medio Ambiente, que descarta que estas visitas puedan producirse en épocas de primavera y verano.

No es habitual encontrar esta especie en las playas y se descarta que vuelvan en verano

El contacto con estos organismos puede resultar incluso mortal si se padecen ciertas patologías previas o se recibe una alta dosis tóxica de su veneno. Las carabelas poseen tentáculos provistos de cápsulas urticantes denominadas cnidocitos, que pueden paralizar a un pez grande y afectar seriamente al ser humano. Estas cápsulas, ante el estímulo apropiado, liberan un filamento hueco espiralado de un único uso llamado nematocisto, que puede ser de distintos tipos: simples ventosas, prolongaciones largas de los tentáculos que se enrollan alrededor de la presa, y púas o espinas que pueden inyectar una toxina proteínica que paraliza a la presa.

La carabela portuguesa está formada por una vela gelatinosa de entre 15 y 30 centímetros que le permite recorrer los océanos impulsada por los vientos, las mareas y las corrientes marinas, mientras que del cuerpo central cuelgan numerosos tentáculos que le sirven para atrapar a sus presas y que, extendidos, suelen llegar a medir cientos de metros e incluso kilómetros.

En el ser humano, el veneno de la carabela portuguesa tiene consecuencias neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas, produciendo un dolor muy intenso, e incluso se han reportado casos de fallecimientos.

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