Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

El VAR de los políticos

Anda revuelto el mundo del fútbol por un artefacto conocido como VAR, que son las siglas -en inglés- de video assistant referee, en castellano árbitro asistente de vídeo. Se trata de una especie de 'moviola' como la del programa 'Estudio Estadio' de TVE que, en teoría, debe servir para ayudar a los árbitros en su difícil misión de cada partido por aplicar el reglamento (con muchos jugadores tratando de engañarles en ocasiones, por cierto). No se ponen de acuerdo los afectados, jugadores, árbitros, clubes, instituciones deportivas y, por supuesto, aficionados, sobre la conveniencia o no en 'rearbitrar' una jugada cuando un equipo lo pide o incluso en cuántas veces se puede pedir y por qué, a fin de no parar y eternizar los encuentros de fútbol. Las primeras pruebas realizadas sobre el terreno de juego dejan muchas dudas en torno a la utilidad real del aparatito.

Donde ya funciona desde hace tiempo el VAR es en la política, por supuesto siempre a conveniencia del partido que lo usa. Es práctica común echar las culpas de todo a la 'herencia recibida' e incluso rebobinar la cinta para denunciar las prácticas de quienes estaban antes en el poder. En los ayuntamientos es bastante habitual. Lo primero que hace cualquier gobierno local hoy cuando se constituye es anunciar una auditoría -poner en marcha el VAR- sobre la gestión del que le precedió, algo que, sólo con mencionarlo, ya arroja la sombra de la duda y suele ser bastante eficaz políticamente.

También es de sobra conocido el gusto de muchos partidos por usar el VAR para el revisionismo histórico, que tanto rédito da aunque la mayoría de las veces esconde una medida puramente cosmética ante la falta de propuestas sobre problemas reales de la ciudadanía. En estos casos da igual lo que muestre el aparato una y otra vez, pues lo que se busca es reinterpretar la historia, manipulándola si hace falta. Miremos, si no, en Cataluña o en el mismo Jerez.

En realidad existe un invento anterior mucho más sencillo, que son las hemerotecas, a las que son tan reacios los políticos porque saben que muchas veces no les va a gustar lo que allí se van a encontrar. Cuántas sorpresas nos llevamos a menudo al releer lo que se dijo, anunció o prometió hace unos años.

El problema es que esa falta de memoria y esos incumplimientos no se traducen casi nunca en responsabilidades. ¿Qué pasa si el VAR político descubre una jugada antirreglamentaria pero luego ésta no es sancionada? Porque mirar atrás no es malo si es para aprender de los errores o para subsanarlos. Los políticos saben que la memoria de la mayoría de los ciudadanos es frágil y por mucho que queden en evidencia ante el pasado, pocos los acaban castigando, y eso se ha visto y comprobado durante años con los principales casos de corrupción que, todavía hoy, amenazan a PP y PSOE principalmente.

Como los equipos de fútbol tramposos, los partidos utilizan su VAR cuando les conviene, convencidos de que al final esas cuestiones que tanto daño les podrían causar acabarán siendo simplemente conversaciones de bar, esta vez con b.

Del VAR de la Justicia y sus interpretaciones cambiantes hablaremos otro día.

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