Increíble. La palabra suena constantemente en la boca de Berni Rodríguez al referirse a la experiencia olímpica en Pekín. Su debut en unos Juegos llevó aparejada una inolvidable medalla de plata. Dos semanas después de aquella memorable amanecer español en el Wukesong Arena en el que en gigante estadounidense se tambaleó ante Gasol y sus camaradas, Berni ya ha aterrizado en la realidad del día a día. El comprimido calendario baloncestístico apenas le dejó menos de una semana de resuello para paladear esa plata dorada, desconectar de la canasta y mentalizarse para el inicio de la pretemporada con el Unicaja. Hoy mismo se inicia una concentración hasta el próximo viernes en Ronda. La rutina vuelve a ser el gimnasio, el parqué y la doble jornada de trabajo.

Berni, Berna para familia y amigos más cercanos, escoge para el encuentro la calle Larios. Llega directo desde un entrenamiento y se marcha apresurado a un encuentro privado de los cinco medallistas olímpicos del Unicaja (él y Carlos Jiménez como jugadores, el delegado Manolo Rubia y los técnicos Aíto García Reneses y Quim Costa) con Braulio Medel y la plana mayor de la entidad financiera. Pero antes hace memoria. “Recuerdo cuando la calle Larios era transitable e íbamos en el coche hasta la rotonda de la Plaza de la Constitución. Creo que refleja la evolución y el crecimiento de Málaga cómo ha cambiado para bien”, afirma el capitán del Unicaja, que aún tiene muy frescos las postales de la experiencia olímpica, desde la majestuosa ceremonia de inauguración –“no he visto nada igual en mi vida”, sostiene aún atónito– hasta la subida al podio: “Organizaron todo muy bien. Son muy cuadriculados, pero hay muchísimos chinos, para todo, hay voluntarios para reventar. El mito de que hay muchos es verdad, pura realidad. Para cualquier tipo de cosa en la que aquí no se usa a nadie ellos utilizaban a varias personas. Pero la estructura, la Villa, los pabellones... todo era de un nivel increíble. En ese sentido, impecable, según nos contaba gente con más Juegos a sus espaldas”.

La experiencia humana y deportiva de unos Juegos, para Berni, supera cualquier otro evento. “He tenido la suerte de haber jugado muchos campeonatos, pero todo lo que rodea a los Juegos Olímpicos es algo increíble. Convivir con deportistas de otros países y otras modalidades, comer al lado de una estrella del deporte, ir a ver a compañeros de otras especialidades y animarles... Es incomparable. La competición no es distinta a otros campeonatos, pero el escenario sí, sin duda”, afirma el escolta malagueños, que tuvo la ocasión de conocer de cerca al actual icono del deporte español, Rafa Nadal. Con él compartía planta en el edificio de la Villa Olímpica y jugó algunas partidas de cartas, la célebre pocha. “Se le da mejor el tenis, la verdad”, bromea Berni: “Es un chico muy tímido, una persona muy normal a pesar de lo que le rodea a nivel mediático y de publicidad. Yo vi algún partido de dobles y el Nadal-Djokovic de semifinales, que fue un partidazo increíble. Yo aluciné, nunca había estado en el tenis. Él nos agradecía que fuéramos a verlo, para nosotros era un placer”.

A Berni le une una curiosa historia con China. Le patrocina Li Ning, la marca que vistió al equipo olímpico español y presidida por el ex gimnasta que fuera encargado de encender el pebetero en El Nido. Le escogieron hace un par de años como imagen en España y pudo comprobar la dimensión de la marca. “Fuimos a la gigantesca fábrica que hay a las afueras de Pekín y por ahí salía yo en algún catálogo y alguna foto. Vimos también al señor Li Ning corriendo por el aire con la antorcha. Allí es una marca muy importante y su intención es expandirse por el resto del mundo”, relata el capitán cajista, cargo que ostenta desde que Boza Maljkovic le diera la alternativa con apenas 20 años. Aíto García Reneses, el hombre con el que ganó la plata olímpica, será su técnico las tres próximas campañas. Recientemente renovó su compromiso hasta el año 2012, cuando cumplirá 32 años. Berni continuará siendo una de las imágenes de Málaga y paseando por calle Larios.