Rincones con encanto

Vía dolorosa rumbo a extramuros

  • Una pareja de águilas flanqueando un escudo de armas en el frontispicio de la casa número 16 es el origen del nombre de esta calle larga, angosta y sin apenas aceras.

Vía dolorosa rumbo a extramuros

Vía dolorosa rumbo a extramuros

Estamos en una vía que hoy cobra un protagonismo especial y que en el programa de la gran fiesta aporta más calidad que cantidad, aunque en este día de Martes Santo aúna ambos conceptos y al cualitativo se le une el de la gran categoría que aportan San Benito y San Esteban a la ida y a la vuelta de sus casas. Podría decirse que quien no se ha adentrado por Águilas en este día no sabe a qué sabe el Martes Santo de Sevilla.

El nombre le viene por la pareja de águilas que figuran en el frontispicio de la casa número 16, justo flanqueando el balcón principal deesa casa palacio. Pero tuvo diferentes nombres y así nos encontramos conque ya en un plano de 1588 se llama Calabaza en su primer tramo, el que va de la Alfalfa a Vírgenes. Mucho después, entre 1851 y 1853, se renombró como calle del Infierno y el motivo venía dado por el lamentable estado del pavimento, lo que dificultaba sobremanera el tránsito de los innumerables carruajes que salían o entraban de la ciudad.

Desde el inicio del Siglo XVII, el resto de la calle se llamó como de Santa María de Jesús, aunque también se la conocía como calle de las Monjas de Santa María de Jesús. El motivo, el convento de religiosas franciscanas que se había establecido allí en el siglo anterior. Con el arranque del XVIII ya alterna esta denominación con la de Águilas, siendo el topónimo que termina imponiéndose en todo el trazado, desde la Alfalfa a la Plaza de Pilatos. Según el cronista Santiago Montoto, hubo un breve espacio de tiempo en que tomó el nombre de Francisco Melgarejo.

La calle es muy estrecha y casi sin aceras, lo que dificulta el tránsito peatonal. Tiene tres tramos rectilíneos, pero no alineados entre sí. Sus afluentes callejeros son Amistad y Lirio por la acera de la derecha y Deán López de Cepero y Rodríguez Marín por la izquierda. Águilas con su prolongación a San Esteban forma el eje de penetración que viene de la Puerta de Carmona a la Alfalfa. Esto explica su importancia en el tráfico de la ciudad, sobre todo lo que viene de extramuros al casco histórico.

De pavimento atávicamente deplorable, han sido continuas las peticiones de mejora y también venían motivadas por las canalizaciones que traían el agua de los Caños de Carmona para el consumo humano y que morían en la fuente de la Alfalfa. Paralelamente, y en sentido inverso hacia extramuros, las aguas negras que se multiplican, sobre todo, por la existencia de curtidurías en la zona. Todas estas correntías deterioraban el pavimento de tal forma que Águilas fue de las primeras vías sevillanas que se empedraron y que contaron con sumideros. En 1852 se instalaron cañerías de hierro y del empedrado se pasó al adoquinado a principios del Siglo XX, exactamente de 1911 a 1914.

El caserío de Águilas es muy desigual, pues se alternan las casas señoriales con otras de más vulgar estilo. Hay que lamentar el efecto de la piqueta al llevarse por delante edificaciones muy notables y pasa que de las cinco viviendas catalogadas en Arquitectura Civil Sevillana sólo queda en pie la número 16, la de las dos águilas en su frontispicio que flanquean el escudo nobiliario y que dan nombre a la calle. Ésta destaca por su portada de mármol con pilastras corintias.

En esta casa nació José González Cuadrado, un escribano héroe de la Guerra de la Independencia y que fue condenado a garrote vil por el mariscal Soult. Fue ajusticiado el 9 de enero de 1811 en la Plaza San Francisco junto a Bernardo Palacios Malaver, un batidor de oro que también se negó a delatar a sus compañeros de la resistencia.

También es destacable la casa número 19, obra del arquitecto Arévalo Martínez y de estilo modernista con extraordinaria azulejería en el zaguán. Claro que la estrella de la calle es el convento de Santa María de Jesús y donde se le da culto a San Pancracio, imagen con enorme poder de convocatoria, sobre todo los lunes, donde se dan cita muchos creyentes en petición de salud y trabajo. Este convento de clarisas fue fundado en 1502 y en el año 1765 fue pasto de un incendio y hubo reconstruirse.

Esta tarde se produce el milagro anual de la salida de la Virgen de los Desamparados de la vecina parroquia de San Esteban. A su señuelo, Águilas es un río humano que se multiplicará de noche durante el paso de esta cofradía y la que busca Oriente con Pilatos mostrando a Jesús al pueblo. Y no acaba aquí la importancia de Águilas en esta gran ópera urbana, ya que el jueves resulta impresionante su discurrir por ella del Cristo de la Fundación y Nuestra Señor de los Ángeles, la popularísima Hermandad de los Negritos.

De cabo a rabo, de la Alfalfa a la Plaza de Pilatos, Águilas es una vía muy principal y de indudable encanto en general que se hace particularmente atractiva de noche. Ver cómo se va un paso de palio rumbo a extramuros hace de esta calle un punto de obligado cumplimiento para empaparse de la gran fiesta de Sevilla. Ahora bien, el que le tenga fobia a la bulla, mejor que se abstenga de ir y que se conforme con lo que le cuenten. Con Pilato en su papel presidiendo el paso de San Benito, Águilas se hace impresionante vía dolorosa.

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