El profesor Francisco García Olmedo, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Politécnica de Madrid, e ingeniero agrónomo, aseguró ayer en Luarca que los alimentos "nunca han sido tan sanos y económicos como ahora" en la historia de la humanidad, pese a no ser naturales en muchos casos. García Olmedo fue el encargado de inaugurar el pasado martes en Luarca la VI Semana de la Ciencia, organizada por el Ayuntamiento de Valdés y que está dirigida por la científica Margarita Salas en homenaje al premio nobel Severo Ochoa, natural de este municipio asturiano. García Olmedo, que pronunció una conferencia centrada en el papel de la dieta como "artificio", ha declarado a EFE que en la actualidad el ser humano está disfrutando "de la mejor alimentación de la historia", aunque ha precisado que "otra cuestión es el uso que se hace de la misma". Según este experto, el "repertorio" de alimentos actual "es el más rico y variado que se ha tenido jamás", y destacó que, además, "nunca han sido tan baratos" en comparación "con cualquier parámetro que se quiera elegir".

"El alimento básico actual vale cuatro veces menos que hace 40 años y 18 menos que en el siglo XVIII", ha destacado el catedrático. Sobre el uso que se hace de los alimentos, considera que muchas personas adoptan pautas "no deseables" lo que ha llevado a que la obesidad sea una de las "epidemias del siglo XXI". García Olmedo ha precisado que en la actualidad "el número de obesos supera al de hambrientos", y no ha dudado en afirmar que en el tipo de vida "sedentaria" de las sociedades occidentales está buena parte del problema, que cada vez tendrá más incidencia en la sanidad pública. En cualquier caso, ha insistido en la garantía de los alimentos que se consumen y ha señalado que buena prueba de ello es que la esperanza de vida ha crecido en los últimos años. "La comida, en general y con algunas excepciones, nunca ha sido tan segura desde el punto de vista sanitario", ha concluido. Durante el acto también participó Margarita Salas quien auguró que la mujer acabará ocupando el papel que le corresponde en la ciencia. Esta científica, discípula de Severo Ochoa, recalcó que en su caso, cuando ella empezó a investigar era como "un bicho raro".