Bajo Palio

El costalero que anda en silencio

  • Muchos pasos de las cofradías salen sin acompañamiento musical en sus desfiles Fervor y recogimiento, principales sentimientos de éstos

En el mundo de la Semana Santa de Almería es conocido el papel fundamental que tienen los costaleros por su buen hacer y trabajo, sacando por las calles a los Cristos y Vírgenes de nuestra tierra. Pero en este aspecto, y después de haber procesionado por decimosegunda vez con la imagen de Jesús del Gran Poder, un paso serio y de cofradía de negro, me veo en la necesidad de relatar que es lo que se vive ahí debajo, dentro de una cuadrilla atípica que va desde el Zapillo hasta el corazón de Almería, en riguroso silencio.

Algunos de los que me conocen, saben que soy capataz de gloria, por suerte todos los dieciséis de julio en el Carmen de Pescadería. Con esto no quiero criticar a los costaleros en general, pero últimamente en nuestra Almería, vuelve la moda de los costaleros "friquis" de las buenas bandas y de los pasos de misterio grandes, que por otra parte, respeto y me gusta verlos en la calle. Además de apreciar su buena sincronización con las marchas y su manera de andar, lo que no me gusta es la falta de respeto y en algunos casos (los pocos) el desprecio con el que hablan. Por ejemplo dicen: `yo no salgo en tal sitioporque no lleva banda, o porque esa banda no me gusta´, por lo que creo sinceramente, que no salen por sus titulares, sino por el banderín de una banda.

En este caso, también tengo que decir, que soy amante de las grandes bandas de Almería y soy buen amigo de sus directores, como José Antonio de Santa Cruz, Felipe Berenguel de los Iris, Francisco de la Agrupación Musical Ntra. Sra. del Mar, Santa Cecilia de Sorbas, etc. Ellos no son culpables de esta moda costaleril y disfrutan como nadie, cuando ven con los sones de su música, como procesionan las imágenes a las que acompañan.

Así que, a estos costaleros de la moda de las bandas, les invito antes de criticar, opinar y decidir por las bandas, a leer estas líneas de cómo se vive bajo la trabajadera, con la única música del sonido de 35 zapatillas de esparto.

En primer lugar, somos una gran familia los 45 que conformamos la cuadrilla del Señor del Gran Poder. Hay gente de todo tipo y lugares, pero solo nos une la imagen del Nazareno moreno del Zapillo, y quizás esa sea la clave de nuestro difícil trabajo. Pero, lo más inexplicable de cargar en silencio bajo el Gran Poder, es lo que se respira ahí debajo, que cuando tienes música no se aprecia. Es la amistad, es el esfuerzo mutuo, la unión de sentimientos individuales para que se hagan colectivos, el sufrimiento de todo el año recorrido en unas cuantas horas, soportar, como el Cirineo, el peso de la cruz personal de cada uno de nosotros para aliviar entre todos lo sufrido todo el año. Eso es ser costalero de silencio, es dar sin recibir nada a cambio, es sufrir sin que nadie te aplauda nada más que en su corazón, es callar cuando el peso de los kilos ya hacen mella en tu cuello y espalda y es sentir la costalería de verdad, cuando la única voz que habla en este día (la del capataz) dice a la llegada a la Iglesia: "Señores, buen trabajo. Podéis salir, ahí quedó". Todos nosotros salimos exhaustos de sentimientos y recogimiento y aunque pudiendo hablar, no lo hacemos. Por lo que, solo nos abrazamos como si fuéramos uno, por todo lo vivido en la tarde-noche del Lunes Santo con el único acompañamiento musical de nuestro silencio.

Y es que esta es nuestra querida Almería. Mientras en otras capitales sí hay tradición de salir en silencio, en nuestra capital son pocos los costaleros que desean sacar estos pasos a la calle. Prefieren cargar con los que vayan con bandas de música o agrupaciones musicales.

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