Sevilla FC - Athletic Club de Bilbao

Un horror que aspira al título (1-0)

  • El Sevilla salva su peor partido y suma tres puntos para soñar.

  • Los blancos aguantan el gol de Iborra.

Triunfo de tremendo valor del Sevilla en su afán por seguir enganchado a la lucha por ganar la Liga, nada más y nada menos que por pelear con el Barcelona y el Real Madrid. El equipo de Jorge Sampaoli se olvidó del amateurismo y demás pamplinas para gozar de lo único trascendente, que es sumar tres puntos al casillero clasificatorio en cada jornada que se va litigando. Lo hicieron los nervionenses, además, en una de las peores actuaciones que se les recuerdan durante el presente curso, pero como en esto sólo vale el resultado, pues los suyos se fueron del Ramón Sánchez-Pizjuán con una sonrisa de oreja a oreja. Y tienen motivos más que de sobras para ello, dado que lucen en su casillero clasificatorio 55 puntos, dos menos que el gigante azulgrana y uno que el no menos mastodóntico Real Madrid. Pero no sólo eso, si se mira hacia abajo, el Atlético, que también trabaja con un presupuesto varias veces superior se halla a nueve unidades y la Real, que marca la línea de los clasificados para la próxima Liga de Campeones, está a diez.

Números, sí muchos números, que sirven para ilustrar a la perfección por qué mereció la pena semejante sufrimiento contra un Athletic de Bilbao que puso todo el empeño por meter a los nervionenses en su propia área, pero que se quedó en el cabezazo de Raúl García al poste como una posibilidad seria de haber batido al segurísimo Sergio Rico.

Todo eso aconteció después de que Iborra, quién si no, se encargara de poner por delante a un Sevilla que había tratado de sustituir a los ausentes con el propio valenciano y Kranevitter como pareja de medios centro y con Vietto y Correa como acompañantes de Jovetic en la línea más avanzada. Cabe imaginar, sin embargo, que las consecuencias de esas cuatro incorporaciones no fueron las deseadas por Sampaoli más allá del resultado final.

Paradójicamente, sin embargo, el arranque no iba a tener nada que ver con el resto de los parajes de este litigio balompédico. El Sevilla sí tuvo una puesta en escena prometedora, pues llegó a meter a un Athletic también con ausencias muy cerca de Iraizoz. Así, en los diez primeros minutos se produjeron tres acercamientos peligrosos por parte de Jovetic, en un cabezazo, y otra vez el montenegrino en una doble ocasión con Correa tras un excelente pase de Iborra.

El Sevilla había salido fuerte y pudo culminar su trabajo gracias al inocente derribo de Etxeita a Vietto. Volvió a fallar el máximo castigo, en esta ocasión Jovetic, pero Iborra apareció desde atrás de manera providencial para los suyos. Pero no se sabe por qué razón y ahí pusieron el punto final los sevillistas a esa coherencia de su fútbol que los viene caracterizando durante el presente ejercicio y que los ha llevado a subirse a las barbas de los dos gigantes.

El pregonado fútbol de toque desapareció conforme el Athletic tiraba la línea de presión arriba. Pero lo más sorprendente es que todo parecía el fruto de una consigna, de pegarle arriba cada vez que se intuyera la más mínima opción de una pérdida que condujera a que los vascos pudieran poner en peligro a Sergio Rico.

Los locales, entonces, echaron en falta a su faro, a ese N’Zonzi que, como hiciera en su época Poulsen, puede ser catalogado sin la menor duda como un dos en uno y que provoca la superioridad numérica de los suyos en muchas zonas del campo, muchísimas incluso. El Sevilla se sentía perdido sin el gigante francés y parecía incapacitado para arriesgar el balón en las salidas desde atrás. El resultado era casi siempre el mismo, una pelota para Sergio Rico y pelotazo camino de nadie del guardameta.

En su defecto, eran los centrales quienes le pegaban arriba, pero lo cierto era que la rifa del balón fue continua y eso provocó un efecto de angustia que se retroalimentaba desde la grada a los futbolistas y desde los jugadores a los aficionados. Afortunadamente para el Sevilla, el cabezazo de Raúl García se fue al poste y Sergio Rico salió con acierto ante Saborit.

Se esperaban soluciones por parte de Sampaoli y Lillo tras el intermedio, que se sacaran de la chistera algo para desahogar a los suyos y para aprovechar que el Athletic iba arriba con todo. Pero no, todo siguió con el mismo nivel de angustia que en el primer periodo para los anfitriones. El Sevilla no se preocupaba esta vez por sacar el balón desde atrás y se sentía desprotegido ante un Athletic que se limitaba a apretar como podía.

Eso sí, Sergio Rico tuvo que sufrir mucho más por la cercanía del balón en su área que por un peligro real, ya que Raúl García, desde lejos, fue el único que lo obligó a lucirse. Y los sevillistas, gracias a las sustituciones, sí pudieron salir un par de veces a través de un remate de Vietto y una opción de Ben Yedder. Pero el marcador no se movió más y el Sevilla puede festejar que sigue metido de lleno en la pelea por el título, incluso cuando, como en este partido en concreto, su fútbol es un horror.

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