Sevilla-espanyol

Tensión para una cita emboscada

  • El Sevilla debe poner los cinco sentidos en un Espanyol que llega con el peligro sordo de jugar por la honrilla. El reto del cuarto puesto sigue intacto.

La Liga es el pan nuestro de cada día. Unai Emery ha utilizado esta metáfora, préstamo del padrenuestro, más de una vez y ayer lo volvió a hacer reiterando la necesidad que tiene el Sevilla de poner los cinco sentidos en el encuentro de esta tarde antes de desbocar todos los pulsos en esa cita del jueves próximo, Jueves de Pasión, que mariposea ya en las barrigas de los jugadores. La trigésima jornada liguera depara en el Ramón Sánchez-Pizjuán una cita emboscada, ante un rival que aparentemente ya tiene los deberes hechos y juega por poco más que la honrilla, dado que el Espanyol está situado en una cómoda posición equidistante entre los puestos europeos y los de la dramática lucha por la supervivencia. Y para evitar caer en esa trampa que podría idear Javier Aguirre, Emery les está pidiendo a los suyos tensión y máxima concentración.

No es difícil ponerse en el pellejo del entrenador del Sevilla a la hora de valorar la situación anímica de sus futbolistas. Sus jugadores pertenecen a la clase privilegiada que vive del fútbol de élite, con lo que conlleva esto de elevada profesionalización. Pero también son jóvenes, de los más jóvenes de todo el campeonato, y por eso mismo son más susceptibles de dejarse llevar por los impulsos viscerales. Y ese ímpetu juvenil puede distraer lo suficiente como para que el Espanyol saque provecho del mínimo descuido y vengue la afrenta del 1-3 con el que el Sevilla, hace hoy una vuelta entera, rompió su gafe a domicilio.

Para más inri, siguiendo con los préstamos religiosos, el Domingo de Ramos asoma un derbi que tampoco querrá perderse nadie y para el que Emery tiene a tres futbolistas apercibidos de sanción, tres jugadores de peso además: Reyes, Bacca e Iborra.

Lidiar con el impulso juvenil de sus futbolistas de dejarse llevar por la ilusión de una posible remontada ante el Oporto y repartir los esfuerzos de forma conveniente para que hoy, el jueves y el Domingo de Ramos comparezca un equipo que compita de verdad es el gran reto que afronta Emery desde hoy.

Llega a Nervión un contrincante que ha sido capaz de dar más de un susto a contrincantes que están muy arriba en la clasificación. Por ejemplo, junto con el Atlético, va a ser el único equipo que ha sido capaz de ganar en San Mamés si no lo impide el propio el Sevilla, el Málaga o la Real Sociedad. El único junto con los colchoneros que han ganado a los leones los dos partidos de Liga, algo ya inalcanzable para el resto, incluidos los dos grandes. Aunque también es cierto que el equipo de Aguirre sólo ha vencido a domicilio en otra ocasión más, en La Rosaleda. Pero llega el Espanyol herido en su amor propio por la forma tan polémica con la que cayó en el derbi barcelonés (0-1). Y Emery ya se ha encargado de recordar que es un rival "rocoso, sólido, intenso".

La necesidad de repartir esfuerzos que tiene el Sevilla condicionará el once inicial por el que se decida el técnico blanquirrojo. Y este obligado reparto de fuerzas se palía de alguna manera con las importantes bajas con las que acuden los periquitos, sobre todo en el núcleo del sistema defensivo. De entrada, Aguirre no puede contar con su pareja de centrales titular, Colotto y Héctor Moreno, ni con uno de los pilares del equipo, el meta Casilla. Tampoco con el medio centro Víctor Sánchez.

Emery, en cambio, sólo tiene las bajas obligadas de los lesionados Cheryshev y Cristóforo. Para volver a ganar en la Liga después del tropiezo en Vigo, el Sevilla debe competir hoy aun condicionado mentalmente por esa cita del jueves. Lleva dos partidos seguidos perdiendo el equipo sevillista entre la Liga y Europa y para mantener intacto el reto del cuarto implica no fallar en esta cita emboscada.

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