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En espera de ritmo, calidad

  • Los chispazos de Ben Yedder, Correa y el Mudo rompen la monotonía

Éver Banega durante el encuentro

Éver Banega durante el encuentro / Juan Carlos Muñoz

Es como si el equipo no pudiera sacudirse los vicios de la pasada campaña. Eduardo Berizzo ya ha dejado caer en alguna rueda de prensa que la salida dinámica del Celta no es posible con el perfil de la plantilla sevillista y que habrá que seguir trabajando. Efectivamente, este Sevilla responde a otro patrón. Y aunque el preparador argentino insiste en el día a día para dotar al juego de más ritmo, éste no se refleja todavía en los partidos. Ocurre que la calidad de los componentes es mayor que casi todos los enemigos a los que se ha enfrentado. Y por supuesto, bastante superior a la de este Maribor. Y era cuestión de tiempo que, bajo el fútbol pastoso y al pie, bajo esa banda sonora monocorde y somnolienta, alguien cambiara el registro. Lo hicieron Correa con su eslalon de crack, el Mudo Vázquez, con su visión y toque como lanzador, y Ben Yedder, con sus desmarques eléctricos. En espera de que el ritmo vaya ganando en intensidad, la calidad de las piezas decide.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía. FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

Defensa

N'Zonzi volvió a evidenciar que en muchos partidos, su capacidad física le da para gobernar sin tener que meter la quinta marcha. Plantó sus reales, invitó a la zaga a dar el paso adelante y sólo en unos minutos de la primera mitad hubo cierto desajuste en los pasillos interiores porque el gigante francés echaba de menos alguna ayuda por delante. Ahmedi, por la derecha, se convertía en el principal y casi único socio del hombre más adelantado, Tavares, y el Maribor dejó claro su gusto y cierto criterio en tres cuartos de campo. Aunque sólo ahí.

En cuanto el Sevilla juntó algo más sus líneas -el trabajo sin la pelota de Franco Vázquez entre líneas cohesiona más-, los blancos embotellaron a los de morado y sólo era cuestión de insistir y que la inercia, el mayor peso específico, decidiera.

Ataque

Y así fue. Ante enemigos de un nivel técnico similar al de los sevillistas, a éstos les hará falta un Banega más fino en el toque y más lúcido a la hora de tomar decisiones -el argentino sigue algo confuso- para que la circulación del balón sea más rápida y el fútbol menos previsible. Ante esos rivales de mayor fuste también le hará falta al Sevilla de Berizzo que los laterales se desdoblen con rapidez y abran más el juego por fuera. Pero ante el Maribor no hizo falta ni ritmo, ni ensanchar el campo. Bastó con que la calidad individual de Correa dejara en evidencia las limitaciones de la zaga eslovena en esa incursión que resolvió Ben Yedder. O que el Mudo se girara para sacarse de la chistera su pase genial al francés para el 2-0.

Tras el descanso, volvió la parsimonia hasta que Jesús Navas salió por Nolito, desplazó a Correa a la izquierda y entre ambos, más Corchia, imprimieron algo más de chispa.

Virtudes

Equilibrio táctico que facilita que la calidad decida.

Talón de aquiles

Ese ritmo pastoso...

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