Fuera de la lucha por el campeonato liguero y con muchas papeletas de acabar tercero sin acceso directo a la Champions, el Oporto se aferra a la Liga Europa como asidero para salvar la temporada.

La derrota frente al Nacional de Madeira (2-1) del pasado fin de semana dio la puntilla a un equipo de enjundia y notable presupuesto (cerca de cien millones de euros) que parece haber olvidado las que han sido sus señas de identidad durante los últimos años. De hecho, en la Superliga, torneo del que es vigente campeón, acumula seis derrotas en 25 partidos, un registro negativo que no veía desde la temporada 04-05, hace ya nueve años.

Con el líder y acérrimo rival Benfica a quince puntos de distancia cuando faltan por disputar cinco encuentros, ni siquiera la segunda plaza, que da acceso directo a la Liga de Campeones, parece a su alcance, ya que el Sporting está a ocho puntos, algo inaudito cuando ha ganado las tres últimas Ligas en Portugal.

Bicampeón europeo (1987 y 2004) y de la UEFA (2003 y 2011), llega en mitad de un ambiente revuelto a la cita crucial contra el Sevilla con el objetivo de avanzar un paso más para lograr el único título que le permitiría salvar una campaña por el momento aciaga.