Sociedad

El Vaticano admite que la "seguridad del Papa no se puede blindar al cien por cien"

  • El empujón a Benedicto XVI, que se encuentra bien, antes de comenzar la Misa del Gallo pone sobre la mesa la seguridad del Pontífice · Un cardenal resultó herido y será intervenido en los próximos días

El incidente protagonizado por la mujer que durante la Misa del Gallo se abalanzó sobre el Papa, empujándole y haciéndole caer, es el más serio sufrido por Benedicto XVI durante su pontificado y ha puesto sobre la mesa el tema de su seguridad.

La seguridad de Benedicto XVI no se puede blindar al cien por cien "si no es creando una muralla de separación entre el Pontífice y los fieles, algo impensable", conociendo el deseo del Papa de acercarse a las personas, afirmó ayer el portavoz vaticano, Federico Lombardi, quien añadió que ciertos episodios son muy difíciles de evitar cuando se trata del contacto del Papa con los fieles, que son miles los que acuden a los actos papales.

Este caso ha traído a la memoria el ocurrido el 6 de junio de 2007 en la plaza de San Pedro, cuando un alemán de 27 años logró superar las vallas de protección e intentó subir al vehículo que trasladaba al Papa mientras realizaba el tradicional paseo entre los fieles antes de la audiencia general.

Tras saltar la valla, el joven se arrojó sobre la parte posterior del vehículo, aunque fue reducido por los guardias de seguridad que acompañaban a pie al Pontífice. La escena duró escasos segundo y Benedicto XVI no se dio cuenta de lo que había ocurrido y continuó saludando a los presentes. Al igual que la mujer de ahora, el alemán también dio claras señales, según dijo en aquella ocasión Lombardi, de estar perturbado.

Susanna Maiolo, de 25 años, de nacionalidad ítalo-suiza -como fue identificada ayer por el Vaticano- la mujer que empujó al Papa la noche de Nochebuena haciéndole caer, no es la primera vez que lo intenta.

Ya en la Nochebuena de 2008 intentó saltar una de las vallas con las que se crea un pasillo en el interior de la basílica de San Pedro para que pase el Papa, aunque entonces, la rápida intervención de la seguridad vaticana impidió que se le acercara.

La pasada noche, vestida igual que en 2008, con camisa roja y pantalón, Maiolo sí lo logró y llegó hasta el Papa. Se agarró al palio -la estola blanca con cruces negras, que pende de los hombros sobre el pecho- del Pontífice, que cayó al suelo en medio del desconcierto que se generó.

Ayudado por el personal del protocolo pontificio, el Papa se levantó y prosiguió en procesión hasta el altar mayor para celebrar la Misa del Gallo.

Peor suerte corrió el cardenal francés Roger Etchegaray, de 87 años, que formaba parte de la procesión junto al Pontífice y que también cayó al suelo, rompiéndose la cabeza del fémur, por lo que tuvo que ser hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma y será operado en los próximos días, y aseguró que las condiciones de Etchegaray son "buenas".

Benedicto XVI celebró la larga Misa del Gallo sin problemas y ayer leyó el Mensaje de Navidad e impartió la bendición urbi et orbi con la voz clara y firme.

"El Papa está bien", señaló ayer el portavoz vaticano, Federico Lombardi, que precisó que la mujer tras ser inmovilizada, fue trasladada a la Gendarmería Vaticana para ser interrogada y pocas horas después ingresada en un centro sanitario, cuyo nombre no ha sido revelado.

Lombardi dijo ayer que la mujer "no iba armada", que manifestaba "señales de desequilibrios psíquicos" y que será sometida a tratamiento psiquiátrico. Agregó que nunca se pensó que pudiera ser peligrosa, de ahí que estuviera de nuevo en el templo.

Lombardi reconoció que "de cada episodio se puede sacar alguna lección, así que se intensificará la seguridad pero esto lo decidirá quien corresponde". "Sin embargo, hay que abandonar la ilusión de que exista un riesgo cero", insistió afirmando que las fuerzas de seguridad vaticanas, aunque actúen rápido, no pueden evitar que se produzcan hechos como éstos.

El ataque más grave contra un Papa fue el sufrido por Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro del Vaticano cuando celebraba la audiencia pública y fue tiroteado por el terrorista turco Ali Agca.

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