Sociedad

El Papa evita la palabra "rohinyá" en su discurso ante las autoridades birmanas

  • Francisco pide respetar a todos los grupos étnicos.

  • Asegura que "las diferencias religiosas no deben ser fuente de división"

El papa con la jefa de facto del Gobierno en Birmania

El papa con la jefa de facto del Gobierno en Birmania / Efe

El papa Francisco siguió los consejos de no referirse directamente a la minoría de los rohinyá durante su discurso de este martes a las autoridades birmanas, pero bajo la mirada de la consejera de Estado, Aung San Suu Kyi, pidió el respeto de cada grupo étnico que "sienten como un hogar el país".

En la segunda jornada de su viaje a Birmania (Myanmar), el Papa viajó a la nueva capital Naipydo, una fantasmagórica ciudad en medio de la nada, para reunirse con su presidente, Htin Kyaw, y la premio Nobel de la Paz y jefa de facto del Gobierno, Suu Kyi.

El Pontífice se reunió en privado y por separado con ambos, con el telón de fondo de la crisis de los rohinyás musulmanes, a los que Birmania no considera ciudadanos de su país y que ante la última terrible ofensiva del Ejército en el estado de Rakáin han huido masivamente hacia Bangladesh.

Nada surgirá de las conversaciones privadas, pero en el posterior discurso a las autoridades y ante la presencia de Suu Kyi, Francisco lanzó un discurso claro y directo sobre el tema de las minorías.

En el centro de Convenciones Internacional de la capital, aseveró que "el futuro de Myanmar debe ser la paz, una paz basada en el respeto de la dignidad y los derechos de cada miembro de la sociedad, en el respeto por cada grupo étnico y su identidad".

No hubo palabras sobre el éxodo de los 620.000 rohinyás a Bangladesh y las atrocidades cometidas por el Ejército, como cuentan los supervivientes, pero sí el llamamiento de Francisco al "respeto por el Estado de derecho y un orden democrático que permita a cada individuo y a cada grupo -sin excluir a nadie- ofrecer su contribución legítima al bien común".

En un país donde el budismo es casi una religión de Estado, añadió que "las diferencias religiosas no deben ser una fuente de división y desconfianza, sino más bien un impulso para la unidad, el perdón, la tolerancia y una sabia construcción de la nación".

Jorge Bergoglio indicó que las religiones "pueden contribuir a erradicar las causas del conflicto, a construir puentes de diálogo, a buscar la justicia y ser una voz profética en favor de los que sufren".

El Pontífice, que el lunes se reunió con el jefe del Ejército birmano, a quien recordó las responsabilidades de las autoridades en este proceso de transición, aplaudió los esfuerzos del Gobierno para afrontar "este desafío". Pero advirtió de que "la reconciliación nacional sólo puede avanzar a través del compromiso con la justicia y el respeto de los derechos humanos".

Más explícita fue Suu Kyi, quien habló antes que el Papa y afirmó que "de los muchos desafíos" que afronta el Gobierno "el que ha capturado más la atención del mundo es el del estado de Rakáin". Y destacó que "el apoyo de los buenos amigos es inestimable".

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