Sociedad

El acoso sexual laboral es aún más invisible que la violencia de género

  • UGT exige que se realicen estadísticas oficiales y que el Estado legisle para acabar con esta lacra.

En el ámbito laboral la violencia sexual está "aún más invisibilizada" que la violencia machista que se produce en el hogar, según UGT, que exige que se realicen estadísticas oficiales y que el Estado legisle para acabar con esta lacra.

El silencio en torno al "grave problema" del acoso sexual se apuntala porque no existen datos oficiales al respecto, porque las empresas niegan su existencia y porque la mayor parte de las mujeres evita denunciar tanto por miedo a perder el empleo como por las dificultades laborales y judiciales que conlleva hacerlo.

"En el ámbito laboral la violencia se produce, en el ámbito laboral aún está mas invisibilizada que en el ámbito del hogar", ha denunciado la vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas, en un desayuno informativo sobre acoso sexual en el contexto del trabajo.

El sindicato ha subrayado que casi no existen datos para conocer la magnitud de este problema en España: según la Inspección de Trabajo, entre 2008 y 2015 hubo 2.484 mujeres afectadas por acoso sexual en el trabajo.

"Sabemos que hay muchísimos más casos de los que se denuncian", ha incidido Antoñanzas, quien ha recalcado que es necesario que se elaboren estadísticas oficiales -el próximo año, se prevé que Europa pondrá en marcha una encuesta para estudiar esta violencia laboral-.

A juicio de la dirigente sindical, el Estado ha de legislar para que las empresas creen herramientas para visibilizar el acoso sexual, saber cómo erradicarlo y cómo actuar en el caso de que éste se produzca. "Muchas empresas no quieren ni oír hablar de esto. (...) Cuando hablamos de acoso sexual, dicen que en su empresa no existe", ha lamentado.

El sindicato ha creado un protocolo de actuación en casos de acoso sexual para que sus delegados traten de incluirlo en la negociación colectiva con las compañías.

Asimismo, tratarán de incorporarlo a los convenios colectivos, para que las empresas más pequeñas también tengan herramientas para luchar contra esta violencia laboral contra la mujer.

Antoñanzas ha criticado que el Pacto de Estado contra la Violencia Machista sea "escaso" en cuanto a las medidas para acabar con la discriminación por sexo y el acoso sexual en el entorno laboral. "Ha sido una oportunidad perdida, al menos en las medidas que se han tomado en el ámbito laboral, ya que son claramente insuficientes y en su mayoría sólo afectan a las empleadas públicas", ha matizado.

UGT quiere que las empresas estén obligadas a crear y registrar planes de igualdad, así como protocolos en casos de acoso.

"Hay que firmar protocolos para saber cómo actuar porque en muchos casos se actúa desde la ignorancia": la primera medida que se toma cuando se detecta un caso de acoso sexual es cambiar a la víctima de puesto de trabajo, con lo cual no sólo sufre la violencia, sino que además es penalizada por ello.

Antoñanzas ha hecho hincapié en que es muy difícil que las víctimas denuncien porque temen no ser creídas, represalias laborales y perder el empleo y, en la vía judicial, las condenas son escasas y las penas muy laxas.

UGT también ha criticado hoy que las medidas de protección laboral para víctimas de violencia machista sean ineficaces e insuficientes y que cada vez sean menos las víctimas que pueden acceder a ellas.

En 2016, el incentivo a las empresas que contrataron a víctimas de violencia machista se aplicó en 707 contrataciones (un 0,6% menos que en el año anterior), el 75% de ellas fueron temporales.

También descendió el pasado año el número de mujeres que ejercieron su derecho a suspender o extinguir la relación laboral con derecho a prestaciones por desempleo por violencia machista: fueron 91 mujeres en 2016, frente a las 93 de 2015.

El sindicato recuerda que el empleo es una herramienta esencial para luchar contra la violencia de género, ya que garantiza la independencia económica de la mujer, favorece su autonomía y la ayuda a poder alejarse de situaciones de violencia.

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