josé sacristán. 'tiempos de guerra'

"Todo esto de las banderas, la patria y los dioses me acojona"

  • El veterano actor es el militar responsable de la sanidad en Melilla durante la guerra de Marruecos en la serie histórica que Antena 3 estrenará próximamente

Sacristán como el teniente coronel Ruiz-Márquez en 'Tiemos de guerra'.

Sacristán como el teniente coronel Ruiz-Márquez en 'Tiemos de guerra'. / atresmedia

Tras ser don Emilio en Velvet, aparecerá como tal durante un capítulo en la secuela Velvet Colección, en Movistar +, ahora se ha convertido en el teniente coronel Vicente Ruiz-Márquez, responsable de la asistencia sanitaria en Melilla durante la guerra de Marruecos, en los años 20. José Sacristán (Chinchón, Madrid 1937), veterano y venerado, es uno de los protagonistas de Tiempos de guerra, la serie que está a punto de estrenar Antena 3 y que se ha presentado en el FesTVal de Vitoria, producida por Bambú y con Alicia Borrachero, Amaia Salamanca o Álex García. Carmen Balagué (Aquí no hay quien viva) es la esposa de Sacristán en la ficción y Silvia Alonso (Tierra de lobos), su hija, prometida con Fidel, el personaje de Álex, que encarna el director del hospital militar melillense.

-¿Cómo resumiría a este teniente coronel?

-Es una peripecia dramática nueva. Es el coronel responsable de la sanidad en Melilla y tiene la conciencia dividida entre su misión como médico y como miembro de la jerarquía militar, con la obediencia debida a unos superiores dudosos. Él es consciente de que tanto la cúpula militar y política no se hallan en buenas manos. Es un tiempo histórico jodido donde el pato lo paga el tipo de a pie.

-¿Ha habido en España alguna vez que no viviéramos un tiempo jodido?

-Podríamos hablar de la transición, pero sabíamos que debajo de la alfombra había cosas. Tras la muerte Franco hubo unos años que vivimos el esplendor en la hierba y luego pasa el tiempo. No por solidaridad generacional voy a defenestrar la transición sino que hay que recordar quién tenía los fusiles. Había que pactar. Con todos los errores, las dificultades y las carencias, lo que se hizo, se hizo de la manera de lo mejor posible.

-En Asignatura pendiente o en Solos en la madrugada había amargura, pero también mucha esperanza.

-En las películas que hacíamos se contaba todo ésto. Y en la literatura, la música. Siempre he mantenido mi preocupación, entonces y ahora. Me preocupa Cataluña y el 1 de octubre. Me da miedo porque todo esto de la patria, las banderas y los dioses me acojona. Siempre hay un exaltado que la puede fastidiar de verdad. A cada una de las banderas que les vayan dando, porque todo es un filibusterismo camuflado por ambas partes. Mi miedo es que se desencandene un conflicto porque haya gente dispuesta a darse de hostias.

-¿Encuentra en esta ficción paralelismos con la actualidad?

-Los conflictos tiene un denominador común de resolver los criterios a hostias y cada uno argumenta sus justificaciones. En el caso de la guerra de Marruecos es consecuencia residual de la política colonial europea y se resuelve en favor de España ya que Francia se vio amenazada por el levantamiento de Abd el-Krim con las tribus rifeñas tras haber masacrado las tropas españolas… Se pueden hacer comparaciones con las tragedias de Afganistán, Iraq o Siria porque todas las guerras son un fracaso.

-¿Se imaginaba que iba a dedicarse tantos años a las series?

-Es una suerte porque no siempre se puede elegir. Con el paso del tiempo si la suerte no está con uno el final suele ser mucho más jodido que el principio, y sin embargo yo puedo elegir como actor y como ciudadano, porque hago lo que me gusta y siento la responsabilidad del mensaje que quiero transmitir con mi trabajo.

-¿Cuáles serán sus conflictos personales en Tiempos de guerra?

-Yo me enfrento a la jefa de las enfermeras (Carmen Angoloti, duquesa de la Victoria, personaje que exisitió en la realidad y que en la ficción interpreta Alicia Borrachero), porque ella pugna para tener todos los elementos que necesita para el lavado de cara de la monarquía a través de sus enfermeras mientras la realidad sanitaria en Melilla es un auténtico desastre.

-¿Es totalmente íntegro su personaje?

-Más que avergonzarse de lo que está sucediendo intenta mirar hacia otro lado de aquello que pueda entorpecer su labor y pone en cuestión las deficiencias todo lo posible.

-No hay, por tanto, demasiadas licencias a la fantasía.

-El planteamiento es hacer una serie histórica pero el comportamiento humano de los personajes se puede dar en muchas otras circunstancias. La guerra lo viene a acentuar todo, como la actitud valerosa y digna tanto de enfermeras como de los soldados.

-¿Tiempos de guerra viene a desgranar qué pasó entonces?

-Su intención es ser objetiva y pone en cuestión la actitud de los militares y de la política de la monarquía de Alfonso XIII, porque es algo obvio. El objetivo de la serie es contar peripecias y romances en un contexto histórico. En Velvet la realidad de España estaba desenfocada, pero nadie engañó a nadie: era un cuento de hadas desde el prinicipio. Aquí no cabe desenfocar nada, pero no va relatar al detalle los sucesos históricos, lo que quiere es contar qué había detrás de aquella guerra que marcó a su generación.

-¿Su experiencia personal le ha servido para aportar aspectos castrenses en la serie?

-Yo precisamente estuve en Melilla haciendo la mili, poco después de la guerra de Sidi Ifini, a finales de los 50. Ya se percibía por entonces el malestar en Marrruecos que desembocaría en la Marcha Verde. En el Festival de cine de Melilla han tenido el honor de poner un premio con mi nombre. Donde yo hacía la instrucción ahora es territorio marroquí y la valla que rodea Melilla ahora es estremecedora. Tengo conocimiento de la vida militar, pero no es tan necesario para este trabajo. Me ha evocado cuando yo llevaba uniforme.

-¿Echa de menos Velvet? Siempre ha piropeado el ambiente que vivía con ese equipo...

-Han sido cuatro años de una relación de trabajo y vida formidable en todos los aspectos. Me dio pena acabar Velvet porque fue una aventura bonita. Y no pude seguir en Velvet Colección porque estaba metido en Tiempos de guerra. También sigo en el teatro con la Muñeca de porcelana.

-¿Tiene energía para llevar todo por delante?

-Sí, porque no voy atropellado. Yo pongo mis condiciones. En el teatro yo requiero un día para ir, otro para representar y otro para volver. No voy con prisas. Me gusta mi trabajo y me cuido porque hace dos años me dio un aviso su majestad la tensión arterial. He perdido catorce kilos y me siento mejor porque me puedo poner los trajes de Asignatura pendiente y una chaqueta de pana de El diputado.

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