Balance 2009 (I)-Matadores de toros Temporada marcada por un notable nivel artístico

Castella, un gallo galo-sevillano en la cumbre

  • El granadino El Fandi, líder estadístico, con 98 corridas y 220 orejas · Daniel Luque y Rubén Pinar comandan el grupo de toreros revelación · Luis Francisco Esplá, brillante adiós en San Isidro

En una temporada en la que el nivel artístico ha sido muy notable, ha destacado sobremanera Sebastián Castella, un torero francés que se crió en tierras sevillanas de la mano del maestro José Antonio Campuzano y que esta temporada ha subido un peldaño más de cara a una madurez en la que se vislumbra no sólo un torero de valor sereno, sino un diestro con un concepto preñado de plástica. Castella ha sido el matador de toros del año por una razón incuestionable: ha sumado más corridas que el resto de sus compañeros en plazas de máxima categoría -donde el toro tiene mayor trapío y el público exige más- y ha obtenido los mejores resultados. De sus 54 tardes, 30 han sido en plazas de primera, en las que ha cortado 45 orejas. Sin duda, entre sus triunfos, el más importante llegó en la Feria de Otoño de Madrid en Las Ventas, donde cuajó la faena más completa de su carrera, tras cortar dos orejas a un bravo toro de Núñez del Cuvillo. Otras muy valoradas fueron las de Albacete, Málaga, Pontevedra, San Sebastián y La Coruña, en España; y Nimes, Mont de Marsan y Bayona en Francia.

No hay espacio para valorar a los 212 matadores de toros que este año componen el escalafón superior, pero reseñaremos algunos de los más destacados. Así, como líder estadístico volvió a auparse David Fandila El Fandi, que sumó 98 corridas, en las que cortó 220 orejas. Un torero cuya arma fundamental son las banderillas y que ha destacado en Valencia, Barcelona, Córdoba, Pamplona, San Sebastián y Zaragoza; sin que lograra triunfos en Madrid y Sevilla.

Tras el granadino se situaron José María Manzanares y Miguel Ángel Perera. El alicantino brilló en Sevilla -máximo triunfador-, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Valencia y Granada, entre otros cosos. El pacense consiguió una buena regularidad en un año en el que no pasó por la Maestranza.

En el recorrido de los primeros puestos estadísticos nos encontramos con Rivera, quien sumó más de la mitad de corridas en plazas de tercera en el año en el que, con polémica de por medio, le concedieron la Medalla de las Bellas Artes. Su hermano Cayetano, ausente de la grandes plazas -entre ellas Madrid, Sevilla, Bilbao y Pamplona- aportó su elegancia.

De las figuras, Julián López El Juli y Enrique Ponce defendieron sus privilegiados puestos con eficacia y Manuel Jesús El Cid acusó sus tropiezos en Sevilla y Madrid y una grave cornada en Navalcarnero.

En un año en el que Luis Francisco Esplá se despidió saliendo en hombros en Las Ventas por San Isidro, el futuro se muestra esperanzandor ante lo que consiguieron Daniel Luque y Rubén Pinar, quienes comandaron el grupo de toreros revelación.

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