Toros

Diego Ventura llena y triunfa a las puertas de Sevilla

  • El sevillano corta ocho orejas y dos rabos en su actuación en solitario en Espartinas

El rejoneador Diego Ventura consumó con un éxito de ocho orejas, dos rabos y un llenazo en los tendidos el pronunciamiento escenificado en Espartinas (Sevilla) el mismo día y hora que se celebraba el festejo ecuestre de la Feria de Abril, del que fue el ausente más destacado. Se lidiaron, por este orden, ejemplares de Prieto de la Cal, que resultó noble; Pallarés-Buendía, deslucido y de viajes cortos; Partido de Resina, que se dejó; Diego Ventura, potable; María Guiomar Cortés de Moura, colaborador, y Los Espartales, de buen juego.

Diego Ventura, que actuó como único rejoneador, cosechó el siguiente balance: oreja, silencio, dos orejas, dos orejas y rabo, oreja, y dos orejas y rabo.

La plaza se llenó hasta la bandera en tarde fría, lluviosa, ventosa y muy desapacible.

Actuaron los Forcados Amadores de Caraoche en el tercer y quinto toros. Los sobresalientes Manuel Moreno y José Manuel Munera fueron invitados a lidiar el cuarto. Ventura sacó veinte caballos.

El primer triunfo fue llenar la plaza de Espartinas el mismo día y prácticamente a la misma hora en la que se celebraba el festejo ecuestre del ciclo abrileño.

No se trataba de ninguna casualidad. Ventura había orquestado este reto personal con el telón de fondo de su desencuentro con la empresa Pagés en torno a la corrida de Fermín Bohórquez que el jinete cigarrero había prometido no volver a lidiar en Sevilla.

La primera faena, de puro calentamiento, no estuvo exenta de momentos de lucimiento, especialmente en los quiebros a lomos de Lío. La labor de Ventura, que transcurrió a un ritmo trepidante fue en realidad un calentamiento de lo que estaba por venir. Medio rejonazo perpendicular y un descabello pie a tierra prologaron la concesión del primer trofeo.

El segundo, un ejemplar santacolomeño de Benítez Cubero, lo brindó a los forcados. La verdad es que no dio ninguna facilidad al jinete, que tuvo que emplearse a fondo para sortear las embestidas cortas y cruzadas que dificultaron una y otra vez los embroques. Los mejores momentos llegaron a lomos de Duelo; aunque el rejón de muerte, eso sí, se atascó.

El enorme pablorromero que hizo tercero acabó sirviendo. Ventura también apostó fuerte sacando a Nazarí aunque su labor brilló especialmente clavando con Alcochete, un caballo lusitano de excelente porvenir. Las cortas las dejó para Remate, otro clásico de su cuadra que prologó la accidentada pega de los forcados.

El cuarto, del hierro del propio Ventura, acabó siendo el instrumento de una lidia coral con los dos sobresalientes: Manuel Moreno y José Manuel Munera después de las dificultades que pasaron cuadrillas y asistencias para sacar del ruedo al gallo que le habían arrojado en la vuelta al ruedo.

Eso sí, fue el propio Ventura el que amarró el triunfo redondeando con Toronjo. El fulminante rejonazo final fue la llave del rabo que cortó.

Los forcados volvieron a hacerse presentes en la lidia del quinto, convertida en un mero intermedio de la definitiva apoteosis.

Llegó en el sexto, un toro de Los Espartales recibido a portagayola y a punta de garrocha al que lidió de forma magistral en una faena trepidante de enorme fondo técnico.

Ventura tuvo que sacar al toro de sus querencias primero para terminar rejoneando a placer. Hubo quiebros de antología, palos colocados en un palmo de terreno y citando muy en corto, además de un excelente y original par a dos manos que escenificó quitando la cabezada de la montura. Las cortas al violín y el fulminante rejonazo final pusieron el mejor final e hicieron olvidar la lluvia y el frío.

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