Investigar en Córdoba

Córdoba pone freno a moscas y mosquitos

  • La UCO y la empresa pública Sadeco llevan a cabo tareas de control de insectos.

Las moscas y los mosquitos están presentes en el día a día de cualquier ciudad y, en muchas ocasiones, llegan a causar bastantes problemas e, incluso, convertirse en una plaga de lo más incómodo. Debido a su constante presencia, la Universidad de Córdoba (UCO) y la empresa pública de saneamientos de la capital cordobesa (Sadeco) llevan a cabo un programa de estudio y control de estos insectos. Se trata del primer proyecto de estas características que se desarrolla en Andalucía y del que es responsable el grupo de investigación Ecología Terrestre, del área de Ecología del departamento de Botánica, Ecología y Fiosología Vegetal de la Facultad de Ciencias de la UCO.

Su responsable es Diego Jordano, quien explica que la colaboración entre ambas instituciones comenzó en marzo del año pasado con la firma de un convenio. La razón de este acuerdo llegó, según relata el también doctor del área de Ecología de la UCO, después de que Sadeco registrase un creciente número de avisos por molestias y afecciones a vecinos, "causadas por explosiones demográficas sin precedentes de mosca negra (Simuliidae)". Los principales problemas se produjeron en barriadas periféricas de Córdoba: Alcolea, Santa Cruz, Villarrubia, Majaneque, Veredón y Encinarejo. Jordano añade que Sadeco inició una serie de tratamientos, "pero dadas las dimensiones del problema buscó nuestra colaboración para tratar de optimizar un programa de control biológico".

El doctor reconoce las molestias que generan este tipo de insectos y señala que "los dípteros hematófagos son fuertemente atraídos por el calor y por diversos compuestos volátiles (por ejemplo el CO2) emitidos por sus hospedadores". Subraya también que las hembras adultas "son muy agresivas y necesitan ingerir sangre para la maduración de sus huevos", con lo que provocan a sus hospedadores –cuando pican- "lesiones dérmicas de diversa consideración, pérdida de sangre, molestias, estrés, e incluso pueden llegar a provocar un shock anafiláctico en casos de ataques masivos". Advierte de que "en otras regiones del mundo son vectores transmisores de diversas enfermedades producidas por bacterias, virus, flagelados o protistas". En esta línea, Jordano asegura que los adultos de las especies de esta familia "presentan una fenología primaveral" e incide en que existen "dos picos máximos de densidad de adultos en vuelo que coinciden con finales del mes de abril y principios de junio", es decir, en plena primavera.

Larvas de mosca negra sujetas a una roca en las zona de más corriente del arroyo Pedroche, aguas arriba. Larvas de mosca negra sujetas a una roca en las zona de más corriente del arroyo Pedroche, aguas arriba.

Larvas de mosca negra sujetas a una roca en las zona de más corriente del arroyo Pedroche, aguas arriba. / UCO (Córdoba)

El citado acuerdo incluye el inicio de un estudio para localizar las zonas de cría de moscas y mosquitos en Córdoba, un interés por conocer las ubicaciones y las épocas de cría de estas especies que, según el investigador de la UCO, "causan problemas a personas y está plenamente justificado". Así, indica que la lucha contra estos insectos "se basa en el control biológico para eliminar sus larvas, que son de vida acuática". Para ello, continua, "se aplica en cursos de agua Bti, un bio-insecticida altamente específico a base de esporas de Bacillus thurigiensis, pero que es inocuo para personas y para animales vertebrados". Sin embargo, la efectividad depende de forma crítica de dónde y cuándo se realicen las aplicaciones. A su juicio, "ésta cuestión no es trivial, dada la extensión de la red de arroyos y canales existente en el municipio y la variación espacio-temporal de la densidad de las larvas". De ahí, que el trabajo de este grupo de investigación trata de precisar qué especies de simúlidos están presentes en el municipio, cuáles causan perjuicios a la población (no son todas), y cuándo y dónde se deben realizar los tratamientos en base al conocimiento de su fenología y su distribución espacial.

Los principales problemas se produjeron en barriadas periféricas de Córdoba: Alcolea, Santa Cruz, Villarrubia, Majaneque, Veredón y Encinarejo

Para ello, el equipo de investigación de la UCO puso a punto un Sistema de Información Geográfico para todo el ámbito del área de estudio, y se establecieron y caracterizaron 96 estaciones de muestreo representativas. De estas, 63 se muestrearon dos veces por semana y las restantes de forma esporádica entre los meses de marzo y julio. En total, se realizaron 362 muestreos y la presencia de larvas o pupas de mosca negra se confirmó en aproximadamente el 76% de los mismos.

Jordano describe que las larvas son filtradoras y viven fijadas a piedras, arena o vegetación acuática, entre otros. Así, durante los muestreos realizaron censos estandarizados, cuyos resultados permitieron comparar las abundancias relativas de larvas y pupas entre distintas estaciones de muestreo, relacionarlas con las características del hábitat y determinar su variación temporal. Con todo ello, "las mayores densidades se localizan en tramos de aguas limpias, rápidas y someras, y con abundantes macrófitos", apunta y afirma también que "la presencia de mosca negra en el río Guadalquivir es prácticamente despreciable".

Arroyo temporal, Huerta de Mallorga. Arroyo temporal, Huerta de Mallorga.

Arroyo temporal, Huerta de Mallorga. / UCO (Córdoba)

Durante el año pasado, este equipo consiguió con la investigación un conocimiento más profundo de la red hidrográfica de Córdoba y de la distribución espacial y temporal de los hábitats más idóneos para las larvas de simúlidos y de culícidos. Según explica el investigador de la UCO, los avances conseguidos "contribuyeron a mejorar las tareas de control, y se registraron menos avisos de ciudadanos afectados". Sin embargo, reconoce que "aún queda mucho por hacer". No obstante, indica que gracias a la monitorización que se llevó a cabo se informó a Sadeco de manera puntual sobre los enclaves donde se estaban alcanzando altas densidades de larvas, con lo que la empresa de saneamientos de Córdoba aplicó tratamientos en esos puntos para controlar la proliferación de larvas, "ya que en caso de que hubiesen logrado completar su desarrollo habrían dado lugar a focos de alta densidad de mosca negra, que habrían causado molestias y perjuicios a los ciudadanos", advierte.

A lo largo de este año, el equipo continuará con la monitorización para la detección precoz y va a ampliar la zona de estudio a algunos arroyos temporales en otros municipios limítrofes como Guadalcázar, "una localidad muy afectada, ya que la mosca negra puede dispersarse hasta 30 kilómetros", subraya.

Jordano reconoce que "no se puede descartar que en años con condiciones meteorológicas favorables para estos insectos se pueda producir una situación de plaga". Para evitarla, sostiene, "cobra un papel muy importante la monitorización y el uso de modelos predictivos que permitan detectar precozmente niveles críticos de densidad de larvas, lo que permite planificar y ejecutar con eficacia las tareas de control biológico". "Esto es un reto para las instituciones públicas, teniendo en cuenta que algunas especies de dípteros hematófagos son vectores potenciales de ciertas enfermedades y que por tanto pueden dar lugar a problemas de salud pública", concluye.

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