El arte como patria universal contra la identitaria, sin distinguir procedencias e ideologías. Els Joglars volvió a pisar el Auditorio de El Ejido, donde posee la Butaca de Honor, para convertirse en la carta de presentación de lo que será el Festival de Teatro, que se celebra desde el 17 de mayo al 15 de junio, con su obra Señor Ruiseñor.

Con el sonido de fondo de un ruiseñor, el público se fue acomodando en sus butacas. Con sonidos onomatopéyicos y como si fuera una bandada de pájaros apareció en escena los intérpretes de Els Joglars. Un teatro lleno de matices, con mucho ingenio y donde los gestos cobran un gran protagonismo. El escenario era circular y se fue transformando de forma ágil con la presencia de los intérpretes que lo fueron cambiando con diferentes elementos. Las nuevas tecnologías también estuvieron presentes con distintas proyecciones e incluso una cámara también reflejó un momento de la obra.

Los distintos elementos conformaron el escenario.

El elenco de actores está conformado por Ramón Fontserè, Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Xevi Vilá, Juan Pablo Mazorra y Rubén Romero. La obra está dirigida por Fontserè.

Tomás es un jardinero y tiene que dejar su trabajo por culpa del reuma y cambia este trabajo por el de guía de visitas teatralizadas del Museo Rusiñol, donde encarnará al pintor catalán. El protagonista adquiere una gran admiración por el artista y desde este espacio cultural deciden realizar un proceso de renovación para convertirlo en el Museo de la Identidad Catalana.

La compañía afrontó con su humor ácido e irónico los extremos de la independencia como el rechazo que provoca la palabra España o la superioridad de unos pueblos con respecto a otros fueron algunos de los momentos que se sucedieron en Señor Ruiseñor. De esta forma, realizan una crítica contra ciertas situaciones que se dan en Cataluña en términos independentistas.

Masterclass de Ramón Fontserè.

En la mañana del sábado, Ramón Fontserè de El Joglars impartió una masterclass Del actor al personaje. La edil de Cultura, Julia Ibáñez, asistió al curso en el que durante dos horas se destinaron principalmente en trabajar de una manera sencilla y divertida, tres temas: la creación de un personaje personal e intransferible a través del propio actor o actriz; la observación de personajes reales, para luego poder jugar y usar como fuente de inspiración en la creación teatral del actor o actriz; y “el trasvase” de los impulsos de dichos personajes observados al cuerpo del actor o actriz interesados. Además, los participantes trabajaron la manera de aprovechar los impulsos musicales para el reforzamiento de una acción teatral; y cómo siguiendo este juego se puede lograr en un espacio escénico casi vacío ambientes o clímax diferentes.