RICARDO SERRA. cITRICULTOR Y PRESIDENTE DE ASAJA ANDALUCíA

"Buena parte de la crisis de los cítricos es culpa de la distribución"

  • Afirma que la naranja es una fruta banalizada en los lineales de las grandes superficies y cree que tras pasar por todos los eslabones, al campo lo que le queda es "un precio de ruina".

Ricardo Serra es presidente de Asaja Sevilla y Asaja Andalucía, pero además es citricultor, por lo que está viviendo en carne propia la crisis de precios y rentabilidad que están sufriendo los cítricos y de la que culpa, "en buena parte", a la distribución que, en su opinión, "banaliza" esta fruta.

-¿A quién hay que culpar de este desplome del precio de los cítricos?

-Buena parte de la culpa la tiene el sector de la distribución, que no está apostando por ofrecer fruta de calidad. La naranja es actualmente una fruta banalizada en los lineales, en los que predomina el producto barato y mal presentado. Pero, aun así, lo cierto es que el sector de cítricos, más que un solo problema, tiene una suma de ellos que hacen que estemos sufriendo la tormenta perfecta. Así, tenemos un problema de consumo, y sobre todo de falta de información al consumidor sobre las distintas variedades que hay, de las fechas en las que se producen, de sus características... Para que mejoren las cosas tenemos que crear una cultura para que el consumidor pueda elegir y buscar la calidad. También tenemos un problema en los lineales. En cualquier supermercado se ven todo tipo de frutas, desde la manzana al caqui, la pera, etcétera, y todas ellas cuestan más de un euro el kilo, pero no es el caso de la naranja, por la que te ofrecen cinco kilos por tres euros. ¿La están utilizando como producto reclamo? Es difícil acusar... Pero los hechos son los hechos. Para colmo, este año ha habido un problema añadido. A causa de los calores del mes de octubre, hemos tenido una fruta con pieles más gruesas que, por alguna razón, no son del agrado de los mercados. Y digo esto porque la piel gruesa no implica falta de calidad. De hecho la fruta de este año ha tenido mucha calidad en tanto que ésta se mide por el azúcar y el jugo, y las naranjas de este año han tenido estos parámetros en niveles excelentes. Hay que distinguir lo que se considera calidad comercial -que se fija en las pieles y que no aprecia los tamaños grandes- de la calidad real, que se basa en el azúcar y el jugo.

-¿Qué está suponiendo todo esto para el agricultor?

-Pues como consecuencia, lo cierto es que haciendo los números para atrás, lo que queda para el campo es un precio de ruina. Por poner algún ejemplo, la naranja navelina se está pagando a ocho céntimos el kilo y la lane late entre 17 y 18 céntimos, cuando su precio habitual pasaba de los 24. A estos precios, no es que no se gane, es que no se cubren los costes del año, es decir, lo que se gasta en producir la cosecha sin tener en cuenta otros conceptos como las amortizaciones y demás. Por ejemplo, la navelina a ocho céntimos, e incluso a nueve céntimos, supone una factura por hectárea ridícula. Si el agricultor vende este tipo de naranja por debajo de 14 céntimos sólo está cambiando dinero. Es a partir de los 14 céntimos cuando empieza a obtener algo de rentabilidad.

-Esta crisis ¿afecta especialmente a Andalucía o lo hace por igual en Levante?

-Es más acusada en Andalucía pero también afecta a Valencia y a todo el Levante.

-¿Por qué es peor aquí?

-Quizás por el factor extra que comentaba antes de que aquí tuvimos temperaturas muy altas en octubre y como consecuencia ha habido frutos con piel rugosa. También se ha dado el problema de tener un calibre más grande, que no es bien aceptado en el mercado. Lo cierto es que las naranjas de más 101 milímetros de diámetro ya tienen dificultades, pues el mercado no quiere saber nada de ellas.

-¿A qué achaca que este problema de precios esté afectando a naranjas y mandarinas y no a otras frutas?

-No lo sé, honestamente. Lo que sí puedo decir es que nosotros hemos propuesto un plan de reestructuración del sector citrícola en el que se incide en pedir que haya más información y más transparencia en el sector. Que se sepa bien lo que se está plantando para que el citricultor pueda tomar decisiones razonables. Y, sobre todo, planteamos que hay que mejorar la información al consumidor y hay que valorizar el producto. En este sentido, tengo que decir que ha hecho mucho daño lo que se conoce como el directo del campo que se ha puesto de moda en los lineales de la gran distribución y que consiste en presentar las naranjas tal como se cogen en el campo, en la misma caja. Se banaliza el producto, que se convierte en irrelevante: no hay siquiera una presentación agradable.

-¿Hay exceso de producción?

-No hay más producción que hace dos años y entonces había precios razonables. Pero sí ha hecho daño el embargo ruso, no tanto porque no se exporten naranjas -que también-, sino por el hecho de que mucha fruta -de todo tipo- que hubiera ido a Rusia se ha quedado en los mercados de la UE y los ha sobreabastecido. Esto tiene una incidencia en el consumo y en los precios.

-¿Hay un abuso de las distribuidoras y grandes superficies?

-Creo que sí. Hay competición a ver quién pone las naranjas más baratas.

-¿Y cómo se pueden defender los productores?

-Es difícil. Aquí no hay un hecho delictivo, como puede ser la venta a pérdidas. Aquí lo que hay es venta con pérdidas de los productores. El que tiene un problema es el productor, que tiene muchas dificultades para defender a un precio justo. Esto es algo que pasa habitualmente con los productos frescos, que no se pueden guardar: no hay capacidad de negociación y se aprovechan de eso.

-¿Hay herramientas legales o de competencia en las que ampararse?

-El Ministerio tenía una ambiciosa ley de la cadena alimentaria, que se topó con la Comisión Nacional de la Competencia, que la ha descafeinado. Aun así, los pocos mecanismos que hay no se cumplen. Por ejemplo, la ley establece que hay que pagar al mes, y no lo está cumpliendo nadie. Como mínimo pagan a 60 días, el doble de lo exigido.

-¿Está influyendo la entrada de cítricos de Marruecos?

-Creo que no. No más de lo normal. Influye más el embargo ruso, pues toda la fruta que no ha ido a Rusia va a la UE.

-¿Qué soluciones propone para remediar esta situación?

-Los problemas complejos no tienen soluciones simples. Pero se pueden hacer cosas. Pienso que lo principal es dialogar con la distribución: hay que hacerles ver que si quieren tener frutas de calidad, así no se puede hacer, pues el productor que está perdiendo dinero el año que viene no tendrá calidad, no tendrá recursos para hacer en el campo lo que hay que hacer para obtener un buen producto. Por otra parte, hay que trabajar entre todos para mejorar la información y valorizar el producto. Hay que decir que la naranja es una fruta muy bien valorada por los ciudadanos, pero nos hemos resignado a no comer fruta de calidad porque la distribución no la quiere pagar.

-¿Está en peligro la producción española de cítricos?

-El agricultor puede aguantar un año o dos malos -que es lo que llevamos- pero no cinco. Evidentemente se va a producir un abandono del cultivo, lo que quiere decir que el que pueda se irá a otro cultivo. Pero este cambio también es difícil, sobre todo para un agricultor que lleva años perdiendo dinero y por tanto carece de capital para invertir. El abandono general ha pasado en otros cultivos como, por ejemplo, el espárrago blanco, pero en los cultivos permanentes es más difícil, aunque a la fuerza, si no hay más remedio, se cambia.

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