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España, Francia e Italia, ¿la alianza agraria del sur?

  • Los últimos encuentros entre los ministros de Agricultura evidencian su disposición a colaborar en la nueva etapa de la Comisión Europea.

En la mayor parte de los encuentros, debates y reuniones que tienen lugar en la esfera comunitaria con la política agraria como fondo se echa en falta que traten asuntos que afecten específicamente a los países del sur de Europa. Y eso que España es el segundo estado miembro en la percepción de fondos de la PAC y Francia, con una importante producción mediterránea, el primero.

Resulta habitual encontrarse incluso con responsables de la política agraria europea con gran desconocimiento en productos como el aceite de oliva (como evidenció el ex comisario Franz Fischler en su primera visita a Andalucía al morder directamente una aceituna arrancada del olivo), el cerdo ibérico o los cultivos subtropicales.

Quizás por esta realidad, los ministros de España, Francia e Italia, Isabel García Tejerina, Stephane Le Foll y Maurizio Martina, respectivamente, están estrechando lazos en los momentos de inicio de la puesta en marcha de la nueva Comisión Europea, de cara a una defensa conjunta de los intereses agrarios en la Unión Europea.

Esta buena sintonía ya se apreció, sobre todo con Francia, en la reciente y larga negociación de la nueva PAC. Hasta tal punto que esas buenas relaciones se plasmaron cuando el ministro de Agricultura, Agroalimentación y Bosques de Francia imponía a la ministra García Tejerina, hace unas semanas y en Madrid, la condecoración de Comendadora de la Orden del Mérito Agrícola de Francia.

La semana pasada fue el ministro de Agricultura, Alimentación y Desarrollo Rural de Italia, Maurizio Martina, quien visitó a la ministra española en Madrid y abogó por construir un frente común con Francia y España para relanzar el protagonismo del área mediterránea en los ámbitos agrícolas, agroalimentario y hasta geográfico, de cara a la etapa que se abre con la nueva Comisión Europea.

Así lo explicó Martina durante su participación en el Foro Nueva Economía, donde aprovechó para explicar que entre los retos para los países mediterráneos, ocupa un lugar primordial la necesidad de "reubicar", estratégicamente, el sistema agrícola y agroalimentario europeo y aprovechar sus potencialidades. Eso se traduce en una apuesta clara por los alimentos de calidad.

Cuando se hable de la Estrategia 2020 de la Unión Europea (UE) y otros debates, la agricultura y el sector agroalimentario "no podrán ser sectores marginales", sino ser "ejes fundamentales", afirmó el ministro, según recoge Efecom.

En opinión del ministro italiano, se debe dar "un paso al frente", más allá de "la ideología de la austeridad, donde sólo cuentan los guarismos de algunos valores y no la economía real".

Sobre las posibles áreas concretas de cooperación con el Gobierno español, respaldó que ambos países pidan que el Banco Europeo ayude a los jóvenes empresarios que quieran apostar por el sector agrario, así como la colaboración en la actividad hortofrutícola y de cara a la supresión de las cuotas lácteas.

Citó también entre los objetivos comunes la protección y garantía de las denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas, el trabajo conjunto en áreas como el vino y el aceite de oliva y la lucha contra el fraude.

La innovación y las nuevas tecnologías -el ministro italiano recordó que la Unión Europea ha proyectado 4.000 millones para los próximos años- debe ser otro de los pilares comunitarios, junto a la potenciación de la agricultura ecológica y las mejoras previstas en etiquetado y trazabilidad.

Durante su intervención destacó también la importancia de la Política Agraria Común (PAC) para el mantenimiento del sector primario italiano, con 1,2 millones de empresas, de las cuales 50.000 son de agricultura biológica, un sector que ha logrado revitalizar el sur del país.

En cuanto a las previsiones de futuro, el ministro advirtió que en los próximos quince años, 800 millones de ciudadanos entrarán en la franja de la clase media, tras superar el umbral de la pobreza, lo que abre un gran potencial para crear "una nueva economía" con la agricultura y el sector agroalimentario y la dieta mediterránea como ejes.

Además, hizo referencia al relevo generacional en el campo, que en su opinión será una de las prioridades de la próxima presidencia italiana de la UE y uno de los principales retos para países como Italia, donde los agricultores mayores de 60 años triplican a los que tienen menos de 40, una situación similar a la española.

La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, presentó a su homólogo italiano en el Foro, resaltando en su intervención que ambos países comparten la misma visión sobre la importancia de la PAC y su apuesta por una agricultura sostenible que pueda alimentar, con calidad y seguridad alimentaria, a la población europea y mundial.

También recordó la ministra la coincidencia en las ideas sobre los cambios que son necesarios para vertebrar la cadena alimentaria, concentrar la oferta, acceder a los mercados, defender los sellos de calidad y aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías.

"Italia y España compartimos un espacio fundamental para la agricultura, el medio ambiente, la alimentación y la vida" y, además, "defendemos y practicamos la dieta mediterránea", declarada patrimonio cultural e inmaterial de la Humanidad, destacó García Tejerina.

Antes del encuentro con su homólogo italiano y de la condecoración que recibió de manos de Le Foll, la ministra española de Agricultura ya había trabajado con el gobierno francés para afrontar el veto ruso a los productos agrarios europeos.

Por ejemplo, estuvieron de acuerdo en pedir un consejo extraordinario de ministros europeos de Agricultura a principios del mes de septiembre, para que la Comisión Europea movilizara las herramientas a su disposición para minimizar las perturbaciones en el mercado europeo provocadas por el veto ruso, y no dudaron en reunirse en Madrid para establecer una posición común.

Ese acuerdo quedó concretado en cuatro puntos, en los que se pedía a la Comisión que aprobara y ampliara medidas como la retirada de la producción, el almacenamiento, las restituciones a la exportación y las ayudas a la promoción, entre otras propuestas.

También coincidían en pedirle a la CE que impulsara activamente la búsqueda de mercados alternativos en países terceros para los productos agroalimentarios afectados por el embargo.

En aquel encuentro bilateral, se consideró necesario que la Comisión siguiera la evolución de los mercados y se recalcó que tanto España como Francia defendían que el embargo ruso es un problema compartido por todos los Estados miembros de la UE, que requería soluciones de todo el ámbito europeo, por lo que las posibles ayudas no debían proceder en exclusiva de los fondos agrarios.

Ya entonces, en su comparecencia ante los medios, Isabel García Tejerina valoraba la "extraordinaria colaboración" entre los Departamentos de Agricultura de ambos países, tanto en la negociación de la nueva PAC como con ocasión del veto ruso.

Si ya en ese momentos Tejerina resaltaba la buena sintonía con el gobierno francés en política agraria, ahora con la suma de Italia parecer establecerse una alianza mediterránea que favorece los intereses de los tres países en una Europa hasta ahora volcada en la agricultura y ganadería continentales.

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