La opinión invitada

La Junta no respeta a los algodoneros

  • Los precios del algodón bruto han caído unos seis céntimos con respecto al año pasado.

TENIENDO un campo fuerte mantenemos vida. Nos enteramos de lo que pasaba cuando Liborio, uno de nuestros socios algodoneros, se presentó indignado en la oficina de Asaja-Jaén. Llevaba años cumpliendo con todos los requisitos impuestos por la normativa. Respetando al milímetro en cada tarea, cada labor, los preceptos que lo convertían en agricultor respetuoso con el medio ambiente. Cuando le denegaron la ayuda, no podía creerlo. A él, que había aguantado una producción más cara, pagando las cuotas de la API (Agrupación de Producción Integrada) correspondiente. La ayuda agroambiental de la Junta de Andalucía al algodón le había sido denegada. El motivo, únicamente la falta de presupuesto.

Liborio es uno de los tantos agricultores que han sido incluidos en la lista negra de esta ayuda. Un recorte que ha supuesto que, a un gran número de agricultores jiennenses comprometidos con la referida línea, se les haya denegado su solicitud.

Estas subvenciones no se convocaban desde el año 2012, fecha en la que la crisis económica mermó ésta y otras muchas líneas de apoyo económico al agricultor. Había, sin embargo, compromiso en premiar a los que siguieran siendo respetuosos con los preceptos medioambientales cuando hubiera presupuesto para convocarlas.

En 2015 se abrió el plazo. Decenas de algodoneros de Jaén solicitaron las agroambientales y cumplieron a rajatabla con lo impuesto por la normativa.

La sorpresa llegó hace unas semanas. Se habían denegado a numerosos expedientes. Por razones arbitrarias. Sin respetar la antigüedad o el hecho de pertenecer a una API.

La falta de previsión de la Junta de Andalucía en cuanto al presupuesto es incomprensible, sobre todo teniendo en cuenta que la superficie sembrada de algodón para la campaña 2015 fue de 63.262,6 hectáreas, menor que la superficie del año 2014 con 67.781,35 hectáreas.

Y es que los titulares que han solicitado el inicio del compromiso en estas ayudas han tenido que asumir unos costes para cumplir los requisitos como pertenecer a una Agrupación de Producción Integrada (API) y cumplir con la obligación de sembrar una leguminosa, a lo largo de los cinco años del compromiso, tras la recolección del algodón, enmienda que algunos productores hicieron ya el año pasado. No se les ha tenido en cuenta.

Los criterios de priorización perjudican a las principales zonas algodoneras de Jaén, a pesar de haber realizado importantes gastos y haber cumplido todos los requisitos que marca la normativa. Por tanto, ahora, después de más de un año desde que se solicitó la ayuda, la Junta de Andalucía ha resuelto dejando un gran número de peticiones sin conceder a agricultores que ya han invertido un dinero en ajustarse a los requisitos.

Preocupados y con el único fin de defender a nuestros socios afectados, solicitamos a la Administración Andaluza que, antes de que las resoluciones sean definitivas, incrementen la dotación presupuestaria para que nadie que cumpla con los requisitos quede fuera. No nos han contestado. También hemos mostrado nuestro escepticismo por los criterios con los que han asignado dichas ayudas y hemos solicitado que se nos informe de cómo se ha hecho la criba, pero tampoco hemos obtenido respuesta alguna. Jaén y sus algodoneros, de nuevo a la cola, vapuleados y engañados.

Y es que, si no se salva el algodón en la provincia y en el resto de Andalucía, difícilmente se podrán seguir promulgando palabras como diversificación de cultivos o auge del sector primario. No en vano, las expectativas de siembra han bajado hasta las 60.000 hectáreas y los precios de algodón bruto han caído unos seis céntimos de euros respecto al año pasado. Se han quedado en apenas 0,38 euros por kilo.

Mientras, debemos lamentar que la Unión Europea no permita el uso del algodón bt (transgénico), que se siembra en todo el mundo, menos en España y Grecia, y que es resistente a las plagas, mejora la rentabilidad del cultivo y es más sostenible al reducir los tratamientos.

De nuevo Jaén y Andalucía, en este caso a través de un cultivo amenazado como es el algodón, vuelven a perder. No queremos promesas electorales, sino hechos concretos. No queremos ayudas que salen en los medios y que por falta de presupuesto quedan en papel mojado.

No es de recibo que se promulgue por una lado la agricultura sostenible y beneficiosa con el medio ambiente, se prohíban otro tipo de cultivos como los transgénicos y, al mismo tiempo que se pida este tipo de plantaciones, se recorte de un plumazo el único incentivo que se le da al agricultor para hacerlo.

Un poco de coherencia, señores. El agricultor sólo quiere hacer su trabajo bien hecho y ofrecer el mejor producto. Es lo que lleva haciendo siglos, mientras la burocracia no diga lo contrario.

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