Encuentros Joly Digital

Agrociencia: El impulso que necesita un modelo productivo sostenible

  • Productores, Industria y Ciencia reclaman a políticos y sociedad que entiendan los beneficios de aplicar la tecnología al cultivo de los alimentos. Aseguran que el mundo agrícola necesita modernizarse y lo está haciendo, pero precisa tiempo y ayudas

José Ángel García De izquierda a derecha, Alberto Grimaldi (Grupo Joly), Emilio González (UCO), Pedro Maestre (Hacienda Zafra) y Carlos Palomar (Aepla).

José Ángel García De izquierda a derecha, Alberto Grimaldi (Grupo Joly), Emilio González (UCO), Pedro Maestre (Hacienda Zafra) y Carlos Palomar (Aepla).

El Encuentro Joly Digital sobre Agrociencia, que tuvo lugar en el Cortijo Maestre en Alcalá de Guadaira (Sevilla) patrocinado por Aepla, sirvió para confirmar no sólo que un modelo agroganadero de producción sostenible es posible, sino que ya es una realidad en nuestra propia comunidad autónoma, si bien es cierto que está dando los primeros pasos de la mano de la agrociencia y que aún queda mucho por hacer.Así lo dejaron claro en sus intervenciones el director general de Aepla, Carlos Palomar; el ingeniero agrónomo y profesor de la UCO Emilio González y el ingeniero agrónomo y gerente de la explotación Hacienda Zafra, Pedro Maestre, durante el coloquio que estuvo moderado por el redactor jefe de Economía de Grupo Joly, Alberto Grimaldi.

El director general de Aepla, asociación que integra a la industria española de sanidad vegetal en nuestro país, comenzó por explicar que este sector es el encargado de la medicina de las plantas: “Los fitosanitarios son los fármacos para nuestros cultivos y son necesarios para hacer frente al reto de alimentar a una población creciente con menor uso de agua y de tierra; de forma sostenible”. Para ello aludió al Manifiesto sobre la Agrociencia impulsado por la Alianza por la Agricultura Sostenible (ALAS) con el objetivo de sensibilizar a la clase política para que valore al sector agroalimentario y la necesidad de invertir en innovación.

La realidad es que para poner a disposición de los agricultores un solo producto se necesita una media de 120 estudios científicos y 11 años de trabajo, además de pasar por los controles de los Ministerios de Agricultura, Sanidad, Medio Ambiente y Trabajo, destacó Carlos Palomar, quien reclamó “una legislación que sea predecible, que no se tomen decisiones basadas en bulos o agendas políticas y se tenga en cuenta a la comunidad científica”.

En estos momentos, el sector agroalimentario se encuentra encorsetado por el Pacto Verde Europeo dictado por la CE y la Estrategia “De la Granja a la Mesa”, que reducen el uso de fitosanitarios. Palomar incidió en que estas restricciones preocupan mucho “porque se establecen criterios apriorísticos y hay una corriente dentro de la sociedad contraria al uso de fitosanitarios, que son unos productos químicos absolutamente seguros, verificados por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria”.

Cree que es necesario que la sociedad entienda los beneficios que aporta la tecnología aplicada al cultivo de los alimentos “en vez de ponerles trabas” y recordó que en los alimentos no se permite la edición genómica “pero sí se autoriza en los fármacos, algo que resulta desconcertante al sector”. “La sociedad está cada vez más lejos de la agricultura, tiene miedo al uso de la tecnología en la agricultura y los políticos toman medidas en contra de lo que quieren conseguir: lo que no se conoce, no se comprende”, añadió en tono crítico el responsable de Aepla.

Insistió en que los fitosanitarios y los herbicidas no dejan residuos y son compatibles con el medio ambiente y pidió la creación de una Oficina de Asesoramiento Científico para que ayude a los legisladores “porque la ciencia necesita tiempo y flexibilidad -en alusión a las imposiciones de la Comisión Europea- y no se puede improvisar: hay que legislar con sentido común”.Por todo ello, Palomar reclamó a las autoridades comunitarias un estudio de impacto sobre las directrices que ha marcado.

Por su lado, el ingeniero agrónomo y profesor de la UCO Emilio González se centró en la agricultura de conservación y aseveró que para la sostenibilidad no hay una única dimensión “también debe enfocarse el peso de la economía y el papel de la sociedad y no sólo del medio ambiente: hay que encontrar un equilibrio”.

Los de Bruselas

Sobre los objetivos marcados por Bruselas dijo que “son fáciles en el papel” y pidió que se fomente el cambio de modelo agrario “porque así es imposible: desde los años 90 la productividad del sector agrario se ha estacado en Europa y puede ser por la degradación del suelo”. Por ello recomendó hacer uso de los modelos que ya se han empezado a emplear “hay ciencia para impulsar el cambio de modelo agrícola que necesita España y el sur de Europa”. “Con modelos de agricultura de conservación somos capaces de dar respuesta a los retos que tenemos”, aseveró.

Explicó que la sociedad se encuentra ante el reto de hacer frente a la degradación del suelo “porque el 95% de lo que usamos para alimentarnos y vestirnos viene del suelo”. Emilio González apuntó el problema de la desertificación, que se hace patente en Andalucía y señaló que para poner remedio “son mejores las políticas preventivas que las correctivas”.

Coincidió con el resto de ponentes en la importancia de la agrociencia y subrayó que en Andalucía desempeñan un papel destacado las Universidades y los Centros de Investigación, donde se desarrollan proyectos como el LIFE Agromitiga, al tiempo que reclamó inversión en agrociencia tanto básica, como aplicada.

El salto a la digitalización

El ingeniero agrónomo y gerente de la explotación Hacienda Zafra, Pedro Maestre, hizo un recorrido por los diferentes cambios que su familia ha ido realizando en las técnicas de cultivo a lo largo de los años y confirmó que el sector agroganadero se encuentra ante un tercer salto “con la digitalización del campo” que, agregó, requiere mucho estudio.

De izquierda a derecha, Emilio González (UCO), y Carlos Palomar (Aepla), Alberto Grimaldi (Grupo Joly) y Pedro Maestre (Hacienda Zafra). De izquierda a derecha, Emilio González (UCO),  y Carlos Palomar (Aepla), Alberto Grimaldi (Grupo Joly) y Pedro Maestre (Hacienda Zafra).

De izquierda a derecha, Emilio González (UCO), y Carlos Palomar (Aepla), Alberto Grimaldi (Grupo Joly) y Pedro Maestre (Hacienda Zafra).

Defendió el empleo de fitosanitarios “que usan las mismas moléculas que la sanidad para los humanos y nos permiten obtener productos saludables para el consumo” y explicó que, además, los protocolos de la CE obligan a justificar la aplicación de los fitosanitarios y a dejar constancia de ello por escrito. Incluso, dijo, se puede conocer la trazabilidad de todos los productos que están en el mercado con un rigor total.

Dejó sobre la mesa una crítica a los que denominó “mal llamados ecologistas, que crean descontento y son gente con mala intención o poca preparación cuando trasladan los mensajes alarmistas” y puso de manifiesto las contradicciones del sistema impuesto por Bruselas con el ejemplo del maíz, “pues los agricultores europeos no podemos cultivar maíz genéticamente modificado, pero sí importarlo para dar de comer a nuestras gallinas”.

Tranquilidad a los consumidores

Pedro Maestre lanzó un mensaje de tranquilidad a los consumidores, pues afirmó que los productos españoles se someten a controles exhaustivos “estamos muy por delante de otros países del mundo pero necesitamos fitosanitario y a la Ciencia “. A las administraciones reclamó que “nos comprendan y no nos desilusionen porque jugamos un gran papel de fijación de la población al territorio”.

El encuentro sobre Agrociencia dedicó un apartado a las tecnologías 5G y la sensorización. El director general de Aepla destacó que su uso son “una gran oportunidad” porque contribuyen a reducir el uso de fitosanitarios, que pasan a ser aplicados de forma muy específica y, por tanto, también se aminora su impacto. “Las plagas serán más controlables y el agricultor irá por delante”, señaló Carlos Palomar, quien informó que las empresas del sector tienen previsto realizar una inversión de 4.000 millones de euros en los próximos diez años para mejorar las tecnologías de precisión y digitalización.

El ingeniero agrónomo y profesor de la UCO explicó que las nuevas tecnologías permiten la aplicación de los productos, ya sean herbicidas o abonos, en el sitio exacto según las necesidades de las plantas y ya no será necesario distribuirlo por igual a todo el cultivo, puesto que los sensores detectan donde hay malas hierbas u otras necesidades de las plantas”. Emilio González habló del diseño de “mapas de rendimiento”, una especie de guías para el uso de insumos o fitosanitarios y que permitirán “aplicaciones a medida y soluciones diferentes dentro de cada parcela”.

“La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria verifica la fiabilidad de los fitosanitarios”

El gerente de la explotación Hacienda Zafra subrayó que la tecnología “siempre es cara y necesitamos ayudas”. Puso como ejemplo el caso del plan Renove de los tractores, con un presupuesto de 4 millones de euros y fue tal la cantidad de solicitudes que se agotó en una hora. Por eso dijo que “el mundo agrícola tiene necesidad de modernizarse y lo está haciendo, pero necesita ayudas”.

La agricultura digital, basada en la ciencia, es ya una realidad, aunque precise de tiempo y medios para desarrollarse e imponerse. Mientras, los productores, los científicos y la industria de sanidad vegetal reclaman comprensión y ayudas.El encuentro se puede seguir al completo en la dirección:https://www.youtube.com/watch?v=ww5X8vhqq_E.

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