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La sostenibilidad del olivar, a vista de pájaro

  • El proyecto Droneolive permitirá ajustar el riego, así como el aporte de insumos y nutrientes.

Dron preparado para volar.

Dron preparado para volar.

Y si pudiésemos conocer las necesidades específicas de nuestros olivos en cada momento desde la óptica de un “pájaro”? ¿Es posible tratar cada zona de nuestra finca de forma individualizada y aportar a nuestros árboles sólo lo que necesitan? ¿Podríamos mejorar con esta estrategia la productividad y a la vez ahorrar en el cultivo?

Con estas preguntas como punto de partida, la Agrupación Empresarial Innovadora (AEI) Inoleo reunió hace medio año a un grupo multidisciplinar formado por las empresas InnoPlant y Herogra Especiales, el centro tecnológico Citoliva y Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía para desarrollar el proyecto Droneolive, financiado por la Secretaría General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Más allá del apoyo al agricultor a la hora de gestionar su olivar, Droneolive es un proyecto concebido para contribuir a la mejora de la sostenibilidad ambiental del entorno del cultivo. Cada finca posee unas características agronómicas específicas que condicionan su productividad y rentabilidad; por ello, conocerlas en profundidad y determinar sus zonas fuertes y débiles es imprescindible para saber cómo actuar en cada momento.

El equipo, con la colaboración de la empresa de drones AgroÍcaro, ha demostrado que el uso de vehículos no tripulados dotados de sensores basados en la fluorescencia y la espectroscopia de infrarrojo cercano (conocido como NIR) en fincas de olivar puede aportar información sobre el estado del mismo.

Para ello, hemos cogido como referencia el índice NDVI (Normalized Difference Vegetación Index), mediante el cual podemos calcular el vigor de la planta; es decir, su estado metabólico. Durante la primera fase del proyecto, las imágenes captadas por el dron nos permitieron dividir una finca de la cooperativa San Sebastián de La Guardia (Jaén) en cuatro zonas con mayor y menor vigor, lo que nos indica aquellas áreas que requieren alguna necesidad concreta para mejorar su estado y, por tanto, su producción. Asimismo, a través de la toma de datos en campo de las parcelas más dañadas pudimos conocer el estado nutricional del cultivo.

En ese punto, los socios de Droneolive se plantean a qué se deben estas variaciones nutricionales. ¿Nos puede decir el olivar qué necesita en cada zona? Todo parece indicar que sí. Para ello, se realizaron análisis fisiológicos en las cuatro áreas que han determinado que existe una correlación inversa entre el vigor mostrado como NDVI y los parámetros de estrés.

Es decir, aquellas que el dron mostraba más “dañadas” son las que presentan un desequilibrio nutricional más fuerte. Obtenidos estos resultados, junto con Herogra Especiales, procedimos a elaborar un plan de fertilización “a la carta” para las parcelas que lo requerían. En concreto, se aplicaron tratamientos correctores por vía foliar.

Con esta estrategia, hemos conseguido ahorrar considerablemente la cantidad de insumos, ya que de las cuatro zonas estudiadas, sólo se han tenido que aplicar en dos. Además, la eficacia nutricional obtenida ha sido máxima, dado que sólo se han suministrado aquellos macronutrientes y micronutrientes en los que el árbol era deficitario; por tanto, el ajuste nutricional ha sido óptimo y las zonas tratadas muestran un menor grado de estrés fisiológico. Por último, la consecución de estos patrones permitirá a medio-largo plazo un aumento de la productividad, así como de la calidad del aceite, ya que está comprobado que los olivos con un equilibrio nutricional optimizado mejoran sus rendimientos.

Controlar el estado completo

Al validar nuestras tesis iniciales, cabe plantearnos ahora si podemos extender estos resultados y conocer, por ejemplo, el estado hídrico ideal de cada zona de la parcela para ajustar el riego y ahorrar en el consumo de agua; predecir la productividad y la calidad de nuestra aceituna antes de cosecharla; o adelantarnos a plagas y enfermedades a través de las imágenes captadas por el dron. Nuestras previsiones nos hacen creer que sí, que podremos controlar el estado completo de nuestro cultivo y dirigir nuestros esfuerzos económicos sólo a las zonas necesitadas.

Si correlacionamos variables obtenidas por el dron con datos de sensores de humedad, podremos ajustar el riego a las necesidades reales del olivar. Si podemos asociar parámetros indicadores de respuesta defensiva en el árbol con índices de vegetación específicos, podremos tratar de forma previa a la aparición visual de los síntomas.

Y si los valores de vigor se ajustan a parámetros de calidad de la aceituna, podremos realizar una cosecha sectorizada para mejorar los valores de calidad finales de nuestro aceite. Por todo ello, un mayor control del olivar permitirá un ahorro de fertilizantes, de fitosanitarios, de agua y de mano de obra, además de redundar en sostenibilidad ambiental de este cultivo.

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