AGR Almeria

Huevos Bretones conquista el mercado

  • Esta empresa familiar, constituida hace ahora un año, ya comercializa en toda la provincia y en Granada Cuentan con 6.000 gallinas y producen 5.000 huevos camperos diariamente

"La actitud positiva es uno de los principales ingredientes para salir adelante", reza Antonio Bretones, prejubilado de Endesa, y quien centra ahora todos sus esfuerzos en ayudar a sus hijos, Antonio y Jesús, en hacer crecer el negocio que hace ahora un año pusieron en marcha. Una granja de gallinas para huevos camperos que, pese a su poco tiempo en liza, ya está conquistando el mercado.

La empresa, Huevos Bretones, nació con el objetivo de "buscar un medio de vida para nuestros hijos", explica Bretones padre, que impulsó la creación de esta granja constituida a través de una cooperativa que conforman sus dos hijos y su esposa, Ángeles Becerra.

Antonio hijo, de 27 años, es graduado en Administración y Dirección de Empresas. Por su parte, Jesús de 25, tiene una titulación en Formación Profesional dentro de la rama de Mecánica. En definitiva, dos jóvenes preparados que han sabido adaptarse a las exigencias de un negocio como el que ahora llevan a gran velocidad y con una eficacia digna de admiración. Ellos, al igual que sus padres, con los que trabajan codo con codo, han tenido que ser autodidactas en el aprendizaje de la labor que hoy desempeñan, nada fácil por cierto. Y es tal su buen hacer, que profesionales del sector a nivel regional celebran su modelo de gestión y lo reconocen como un paradigma para el resto.

Después de valorar varias posibilidades, todas dentro del sector primario como preferencia, se decantaron por este negocio al ver un nicho de mercado en la provincia. Así, realizaron una importante inversión con la compra de una finca de más de seis hectáreas en un enclave de especial belleza y de condiciones inmejorables para instalar su explotación de gallinas, como es Sierra Alhamilla, donde habilitaron también una nave de 1.400 metros cuadrados con la maquinaria más sofisticada del mercado, procedente de Alemania.

El pasado mes de junio llegó su primer lote de gallinas, un total 6.000 con 17 semanas, y con ellas la producción de huevos camperos Bretones a una media de 5.000 diarios, convirtiéndose así en una de las mayores explotaciones del sur español. Estos huevos, que no dejan indiferente a nadie al probarlos, se caracterizan por su sabor, y se erigen como un producto gourmet y demandado por los más exigentes. Tal es así, que algunos de los restaurantes y negocios de hostelería más importantes de la provincia, tales como Casa Sevilla, Divina Pastora o Lamarca, entre otros, ya proveen de estos huevos producidos por gallinas de la raza 'Isa Brown'.

Para alcanzar ese sabor que les está llevando a conquistar el sector, la familia Bretones utiliza el mejor pienso seleccionado, y beben agua de la Sierra de Enix, ya que como explica Antonio padre, "la alimentación influye mucho en el posterior sabor del huevo y nosotros no hemos parado de investigar hasta obtener el mejor posible".

La familia Bretones Becerra trabaja muy duro cada día. Desde el principio, todos sus integrantes han sabido repartirse unas áreas en las que ya están totalmente especializados, algo que reporta el trabajo duro y su amor por los animales, "porque si no sería imposible desarrollar este trabajo", asegura Antonio Bretones padre, quien está de apoyo para todo con su mujer e hijos. Antonio hijo se encarga del área comercial y la expansión de un producto que ya está localizado en todas las barriadas de la capital, y que también se extiende por todos los municipios del litoral almeriense, además de buena parte del interior. También venden con su marca en la provincia de Granada, donde cuentan con distribuidor y surten a otras localizadas en Alicante, Murcia, Málaga o Huelva, entre otros.

La madre, Ángeles, es la encargada del manipulado de los huevos y su envasado, además de la atención al cliente desde las instalaciones. Allí, es el menor de la familia, Jesús, quien se encarga de la gestión de la explotación propiamente dicha. Pese a llevar poco más de 12 meses con las gallinas, llama la atención la desenvoltura con la que las trabaja, y no es fácil. En el día a día se encarga de la alimentación (comen cuatro veces al día, lo que supone unos 8.000 kilos de pienso cada 10 días) y el control (temperatura, mantenimiento de la nave, sacar al exterior a las gallinas, etc.) de los miles de ejemplares desde que se pone hasta que se va el sol. Con su trato cercano al visitante, esta familia te hace sentir como en casa desde el primer momento. Como personas modestas y trabajadoras que son, consideran que han tenido mucha suerte con su negocio desde que lo pusieron en marcha. Nada más lejos de la realidad. Solo hace falta compartir una mañana con ellos en sus instalaciones para comprobar in situ que la realidad es otra, y que la dedicación y la voluntad son aquí la filosofía.

En algo más de dos meses, allá por agosto, la familia Bretones habrá cumplido su primer ciclo productivo de una manera más que satisfactoria y ofreciendo un producto por el que ya se están interesando algunas estrellas Michelin del panorama nacional.

Cuando llegue esa fecha, llegará el momento de la desinfección de toda la nave que alberga a los ejemplares. Una ardua labor para la que Jesús, encargado de llevarla a cabo, ya está preparado. Este proceso, que se llevará a cabo en unos treinta días dará con la llegada de un nuevo lote de gallinas jóvenes, que comenzarán a habituarse a su nuevo hogar y que en pocas semanas comenzarán a producir a pleno rendimiento. Mientras tanto, Huevos Bretones continuará con una expansión que tiene como mejor aval su propio producto, un huevo campero que destaca por su delicioso sabor.

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